¿Cómo se afronta el Ramadán en un comedor social?: descubre aquí lo que hace Amicos, en Mieres

La Asociación Mierense de la Cocina Solidaria se adapta para facilitar a los musulmanes alimento en periodo de ayuno

Noelia Buelga y Ángel Fandiño meten alimentos en bolsas para que los usuarios lleven a casa.

Noelia Buelga y Ángel Fandiño meten alimentos en bolsas para que los usuarios lleven a casa. / A. Velasco

Andrés Velasco

Andrés Velasco

Mieres del Camino

Actualmente, las personas de religión musulmana están atravesando el periodo conocido como Ramadán, el noveno mes de su calendario y en el que, entre otras normas, está la del ayuno. Es un periodo que comienza al amanecer y terminar al anocher, sin que durante ese tiempo puedan comer. O lo que es lo mismo, un periodo de ayuno en el que su alimentación es exclusivamente en las horas en las que no hay sol. Además, no todos los productos son válidos según la religión islámica. Esto afecta a todos los adultos sanos, que son quienes deben, por normal general aunque con excepciones, respetar ese mes de ayuno. Esto también afecta a los usuarios de los comedores solidarios, como es el caso de las familias o personas que hacen uso de Amicos, en Mieres. Pese a que no es muy numerosa la población adulta de la comarca que profesa esta religión y que, a la vez, es usuaria de esta ONG, lo cierto es que sus trabajadores ponen todos sus esfuerzos en poder facilitar que estos vecinos también puedan cumplir con las doctrinas de su religión.

Natalia López es la trabajadora social de Amicos. Explica que "más allá de comprar alimentos específicos para estos usuarios que siguen el Ramadán, cosa que no podemos hacer, lo que tratamos es de adaptarnos a las personas que vienen aquí y que profesan esta religión". En este sentido, la responsable del comedor solidario de Mieres explican que "lo que se hace es prepararles unas bolsas con alimentos para que se puedan llevar a sus domicilios y allí comer en las horas en las que lo tengan permitido". "Lo que intentamos es en estas fechas adaptarnos a sus necesidades", apunta López.

En el caso de Amicos no son muchos los musulmanes que usan el comedor social y en su mayoría son familias. "Tenemos varias familias en las que también hay menores. Ya de antes lo que hacíamos era darles lotes de emergencia con alimentos para que ellos los preparen y coman en casa, lo que pasa que en este caso pues lo ingieren por las noches", apunta. Obviamente, entre los productos básicos que se les aportan no se incluye la carne de cerdo, también prohibida en la religión islámica. Sin embargo, además de estos lotes familiares, la trabajadora social de Amicos afirma que hay algún que otro usuario que sí que come en el comedor habitualmente, pero que estos días se lleva la bolsa con los alimentos para casa. "Lo que hacemos es igual que con las cenas, que nuestros usuarios se llevan en bolsas, pero en este caso con la comida, para que les sea más fácil y puedan realizar el Ramadán", explica.

Comedor Social de Amicos en Mieres Ramadán

Uno de los voluntarios de Amicos prepara pollo frito. / A. Velasco

Adaptación

La clave para poder ofrecer la comida de esta forma está en la versatilidad, el trabajo y la adaptación de Amicos para con cada situación. Durante las crisis económicas o la pandemia poco menos que se vieron desbordados, pero no dejaron de atender las necesidades de los más vulnerables por mucho que se incrementase el número de sus usuarios. El Ramadán es un ejemplo de ese servicio a la comunidad, siga el credo que siga. Pero no el único reciente que han tenido que afrontar. Y es que la explosión que hubo en el barrio de La Villa hace unos días también les ha generado un pico de usuarios, que han sabido y podido atender.

"Hay algunas familias que han venido a por alimentos o a comer aquí porque se quedaron sin casa. Aunque es verdad que ya muchos han vuelto, por suerte, a sus hogares, hubo un pico de gente para el que tenemos que estar preparados", explica López. Y vaya que si lo están. No solo preparados sino dispuestos, ya que nada más producirse la explosión contactaron con el Ayuntamiento de Mieres para ver en qué podían ayudar. Lo hicieron como mejor saben, con las manos en la masa. Como las que tienen sus cocineros y voluntarios, preparando el almuerzo para sus usuarios del comedor y los lotes que se llevan a casa para las cenas, además de los ya citados para los usuarios musulmanes.

A día de hoy, Amicos cuenta con una media de unos 40 comensales diarios, aunque hay días que llega al medio centenar. Reciben alimentos de donaciones, del Banco de Alimentos, y son una de las asociaciones más reconocidas por la sociedad mierense. Muchos de los voluntarios van ya cumpliendo años y hace unos meses que pedían a la sociedad que se involucrara en el proyecto solidario. La realidad es que la Asociación Mierense de la Cocina Solidaria sigue siendo un ejemplo para todos. Porque ya se sabe, quien tiene un "Amico" tiene un tesoro.

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