Entrevista | Marcelino Cortina Escritor, publica si segunda novela, "Los santos son de madera"
«Mi aspiración es poner a El Entrego en el mapa de la novela negra»

Marcelino Cortina con su nueva obra, «Los santos son de madera» | D. O.

Marcelino Cortina (El Entrego, 1965), matemático y experto en tecnologías acaba de publicar su segunda novela, «Los santos son de madera» (Bohodón Ediciones). Se trata de una nueva aventura del inspector Bernardo Bédavo, que nació con el primer libro de Cortina, «En blanco y negro», publicado el año pasado.
«Los santos son de madera» es un título bastante sugerente.
Prefiero dejarlo en suspenso hasta que el lector lea la novela, pero efectivamente es una frase que se va a leer varias veces porque la pronuncian varios personajes en diversas ocasiones.
Vuelve Bernardo Bédavo y vuelve El Entrego como escenario de novela negra.
Mi aspiración es poner a El Entrego en el mapa de la novela negra. Es un lugar como otro cualquiera para ser escenario de este tipo de literatura. Podría ser Detroit pero es El Entrego. Es cuestión de echarle imaginación. En cierto que el primer libro estaba más apegado al terreno porque se trataba de muertes en la mina.
¿Y en este hay muertos, dónde?
Sí, sí. Hay un cadáver que aparece muy pronto en la iglesia de El Entrego. Después hay otra movida en Gijón. El primer cuerpo es el de una chica toxicómana y es un cadáver un poco sorprendente por dónde y cómo aparece.
Bernardo Bédavo se pone entonces a investigar.
Como dice su jefe, que no lo aprecia mucho y se ríe de él, «como a ti te gustan los muertitos, pues los muertitos todos para ti». Obviamente Bernardo se hace cargo de la investigación en El Entrego y al día siguiente aparece otro cuerpo en Gijón. Se trata de otra chica y la situación es muy parecida. Bernardo tiene la sospecha de que puede tratarse del mismo asesino, pero bueno, eso traerá al lector de cabeza durante toda la novela.
No solo El Entrego es un personaje más de la obra sino que hay personajes que son personas reales, entreguinos.
Los escenarios son todos reales y en los personajes hay un poco de todo, reales y ficticios. Ya era así en el otro libro y lo seguirá siendo mientras escriba de Bernardo. Hay el dueño de algún bar o los encargados de algún local de El Entrego. Y también está la pequeña vanidad que lleva a que también aparezca mi padre e incluso yo mismo. Digamos que me inspiré en Hitchcock, que procuraba salir en unos pocos fotogramas en cada una de sus películas, yo procuro salir en unas pocas líneas de cada novela. Porque claro, yo estaba allí, en El Entrego, y mi padre también.
¿Cómo es El Entrego de «Los santos son de madera»?
Gris, decadente. Estamos a principios de los 80 en la época de pleno apogeo de la minería. En aquel momento la mina lo era todo. El Entrego, y toda la cuenca del Nalón, era un terreno muy sucio, el río bajaba negro y esos colores son muy de ambientación de novela negra. De ese «noir minero» con el que el periodista Juan Carlos Laviana colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, definió mi primera novela. Es un escenario de barrios obreros, intrigantes, que me encaja muy bien para estas historias.
Dice que la minería lo era todo pero curiosamente usted no fue minero sino que es matemático.
Soy hijo, nieto, sobrino, primo y amigo de mineros, pero no soy ni fui minero. En contra de los deseos generales de mi familia para que estudiara para ingeniero, y como soy cabezón, estudié para matemático. Aún así, me gusta mucho la mina. He bajado a casi todos los pozos mineros de Asturias cuando estaban en activo y he estudiado mucho los oficios y laboreos de la mina porque me gusta.
¿Volviendo a la literatura, habrá más aventuras de Bernardo Bédavo por El Entrego y alrededores?
Sí. Ya estoy con otra. Mi intención es llevar a Bernardo hasta la jubilación. Aunque es un personaje ficticio tiene su biografía. Nació en 1955 así que en «Los santos son de madera» tiene 26 años. En lo que estoy escribiendo ahora el salto temporal es muy pequeño, de apenas unos meses en 1982. Llevarlo hasta la jubilación me puede costar tres novelas o treinta pero esa es la idea.
¿Ya que tiene biografía pese a haber surgido de su imaginación, cómo es Bernardo?
Él ya se metió a policía con Franco muerto, es completamente ajeno a la brigada político social y todo eso pero sus jefes no. Su jefe directo es franquista, policía a la antigua usanza, mala persona, bastante misógino, tiene de todo. Bernardo no es así, el se esfuerza por decir que es inspector de Policía, que no es de la secreta, que no tiene que ser secreto, que es un trabajo, aunque en aquella época no estaba muy bien visto.
El nombre del inspector tampoco es casual.
No. Bédavo es donde nació mi padre. Es el barrio que está por encima del Pozo Entrego. Allí vivió mi padre, mis tíos, mis abuelos, todos.
¿Es Asturias territorio propicio para la novela negra , no como escenario sino para escribirla y difundirla?
Sí. La Semana Negra de Gijón es un referente internacional que nos pone en primera fila. Asturias puede acabar siendo un foco muy importante de novela negra.
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