Los vecinos de Mieres quieren también el registro ADN anti-cacas: "Hay que tomar medidas"

La proliferación de dueños irresponsables de animales de compañía se ha convertido en una preocupación ciudadana. Ciudades diseñadas "para el peatón", pero en las que el peatón tiene que andar esquivando deposiciones como si fueran la trampas en algún videojuego. Estos problemas se dan especialmente en los grandes concejos, Mieres y Langreo. En caso del municipio mierense, los responsables vecinales piden al Ayuntamiento que se sume al proyecto que va a sacar adelante Aller para identificar a través del ADN a los perros (y por lo tanto a los dueños), de quienes no recogen los excrementos caninos, y poder así sancionarlos. Los vecinos de Langreo, por su parte, reclaman un mayor control por parte de la Policía Local.

El presidente de la Agrupación Vecinal de Mieres, Arsenio Díaz Marentes, indicó que "para nosotros es algo que ya hace tiempo que veníamos pidiendo". "No sé si se puede calificar de reivindicación histórica del movimiento vecinal, pero sí que esta misma idea, la posibilidad de hacer un registro de ADN, ya la pusimos sobre la mesa", señala Díaz Marentes. Entiende el responsable del colectivo, que aglutina bajo su paraguas a la mayoría de las asociaciones vecinales del concejo, que "es necesario que se tomen medidas, máxime cuando además queremos vender una ciudad y un territorio para el turismo, y luego nos encontramos con que las calles están llenas de caca de perro".

Este es el primer concejo de Asturias que identificará las cacas de perro por su ADN para multar a los dueños irresponsables

En esta misma línea, Díaz Marentes señaló que hay otro problema, el de los perros que no están censados, generalmente ligados a la ganadería. "En cualquier caso, esa es otra problemática distinta, porque las deposiciones que aparecen en la calle son de perros que tienen su dueño y su chip". Por ello, Díaz Marentes pidió el Ayuntamiento de Mieres "que tome ejemplo" del de Aller, "y ponga en marcha un sistema igual o similar, de forma que se pueda atajar de raíz" la situación.

Langreo

En el caso del municipio langreano, David García, presidente de la Asociación de Vecinos de Langreo Centro, entiende que llegar al registro de ADN sería un último paso. "Antes de eso hay medidas que se pueden tomar". En este sentido, el portavoz del colectivo apunta a que "ahora mismo hay una dejadez evidente por parte de la administración local en esta materia". Así, recordó que "en los programas electorales de muchos de los partidos, por no decir todos, estaba la recuperación de la Policía de Proximidad, que sería una de las soluciones para atajar el problema de los excrementos caninos".

García indicó que "la situación es preocupante, ya que en el centro de Langreo se hace evidente cada vez más que hay personas irresponsables que dejan las deposiciones de sus mascotas incluso delante de negocios o de restaurantes". Por este motivo, reclama al Ayuntamiento que "haga cumplir la ordenanza que hay, que haya un mayor control policial y se sancione a la gente que incumple, porque se puede hacer sin falta de llegar a un registro de ADN".

Análisis

El proyecto que maneja el Ayuntamiento de Aller sería pionero en Asturias, aunque en todo el país hay ya casi 80 municipios que han apostado por este registro genético para luchar contra las "cacas antipersona". Tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, la idea es modificar la ordenanza actual, de forma que los dueños de los todos perros tengan que registrar el ADN de sus mascotas a través de una prueba que tiene un coste de unos 40 euros. El Ayuntamiento tiene previsto bonificar parcial o totalmente esa cuantía. Una vez registrado, y en el caso de que se encuentre una deposición en la vía pública, la policía tomará una muestra que se llevará para analizar e identificar así al propietario del animal para cursarle la correspondiente sanción, que iría de los 750 a los 1.500 euros.