La crisis de Valgrande-Pajares sigue sin freno y se extiende al vial de acceso

Los vecinos del Brañillín denuncian el riesgo de accidentes en la carretera de la estación

Un vehículo circulando por la carretera del Brañillín, en una imagen tomada ayer. | LNE

Un vehículo circulando por la carretera del Brañillín, en una imagen tomada ayer. | LNE

Brañillín (Lena)

La grave crisis que se desató en la recta final de la pasada campaña invernal se ha instalado en Valgrande-Pajares en forma de una persistente borrasca que no deja de encadenar tormentas. Los vecinos de la urbanización del Brañillín, tras solicitar el mes pasado a la Dirección General del Catastro la rebaja de la valoración de los de inmuebles debido a la carencia de servicios básicos como la luz, el saneamiento o aceras, apuntan ahora al peligroso estado en que se encuentra la carretera de acceso a la estación. Alertan de que si no se subsanan las insuficiencias que presenta la calzada, "es solo cuestión de tiempo que haya que lamentar un accidente de gravedad".

La asociación de vecinos del Brañillín reclaman a la Consejería de Movilidad, Medio Ambiente y Gestión de Emergencias una urgente actuación en la carretera de acceso a la estación invernal de Valgrande. El colectivo señala que "para evitar accidentes que provoquen víctimas entre los trabajadores de la estación, usuarios o vecinos de la urbanización son necesarias actuaciones como el pintado de los viales, la restitución de los postes de señalización o el vallado de la zona para impedir el paso de abundante ganado que pasta en el entorno".

La conexión con la estación invernal desde la carretera del puerto Pajares se vertebra a través de una doble calzada de aproximadamente 1,5 kilómetros, con un carril de entrada y otro de salida. "No hay mantenimiento alguno en ninguna de las dos carreteras, habiendo desaparecido la pintura de señalización reflectante viaria , tanto de las rayas laterales como la que separa los dos carriles. Y parte de los postes que sirven de referencia cuando la calzada está nevada se encuentran en un lamentable estado", señalan los vecinos del Brañillín. La urbanización cuenta con 280 apartamentos repartidos en 7 edificios. También se ubican en el complejo cinco albergues con un total de 338 plazas de alojamiento, con dos cafeterías y un núcleo de edificios administrativos

Las quejas de los vecinos apuntan a las especiales condiciones de uso de la carretera, que sufre con mucha frecuencia, "casi diariamente", densas nieblas que dificultan seriamente la circulación. "Al no existir señalización en la calzada, desaparece en ese momento toda referencia en la carretera poniendo en serio peligro a los usuarios ", señalan los portavoces de la comunidad. A la falta de visibilidad se suma la presencia habitual de ganado. "Los pastos adyacentes se encuentran sin vallar y como consecuencia de ello transitan vacas y caballos constantemente por las calzadas, incrementando el peligro de un grave accidente en los momentos de nula visibilidad por la niebla".

La crisis que provocó el adelanto del fin de la pasada temporada de esquí, con clubes, concesionarios, vecinos y hosteleros reclamando un modelo de gestión más "ágil y eficaz", se han trasladado con intensidad a la urbanización residencial de la estación. Las familias también reclaman una revisión y ajuste del valor catastral de sus propiedades debido a las carencias que presenta el complejo. La lista de deficiencias que denuncian es larga, incluida la falta de aceras y falta de alumbrado público. Los vecinos apuntan que el déficit de servicios básicos "puede hacer que la ubicación sea menos atractiva para potenciales compradores, lo que se refleja en una valoración catastral más baja en comparación con zonas donde las aceras y otras infraestructuras están presentes y bien mantenidas".

En cuanto a la inestable situación de la propia estación, el Gobierno regional nombró recientemente a un director interino mientras dura la baja médica del actual responsable, Javier Martínez. Sin embargo, lo que aún no hay es jefe de explotación, también de baja, por lo que el complejo todavía no puede abrir la telecabina, ni siquiera para su uso turístico, al no haber personal acreditado para ello. Es sobre este segundo responsable sobre el que recae el peso de las quejas de los agentes de Pajares. De hecho, el jefe de la sección de transporte por cable del Servicio de Transportes del Principado de Asturias, Ricardo Jorquera, aseguró esta misma semana durante una comparecencia en la Junta General que se trata de "una persona que no se implicó en su puesto de trabajo". El sentir general de los clubes, vecinos y concesionarios es que la estación ha sobrevivido estos años debido al "sobre esfuerzo" del director, ahora de baja, y parte de la plantilla de trabajadores.

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