El protocolo hospitalario que cambió la vida de Marta, una asturiana con cáncer colorrectal: "Pone al enfermo en el centro"

Una paciente con un tumor colorrectal ilustra la eficacia de la vía RICA que el Hospital Valle del Nalón instauró hace año y medio: "Es un protocolo que pone al enfermo en el centro"

Por la izquierda, Marta Pérez (paciente), Lidia Clara Rodríguez (gerente del área sanitaria VIII), María del Mar Camaces (Cirugía), María José Álvarez (Anestesia), Isabel Quintela (Cirugía), Margarita Vázquez (enfermera jefe de la Unidad de Calidad), Vanesa García (enfermera de Medicina Preventiva), Isabel Cachero (enfermera supervisora), Fernando Fernández (Cirugía), Consuelo Menéndez (Cirugía), Manuel Lago (Rehabilitación), Concepción Núñez (enfermera supervisora de Cirugía) y Cristina Cocaño (enfermera de Consultas Externas).

Por la izquierda, Marta Pérez (paciente), Lidia Clara Rodríguez (gerente del área sanitaria VIII), María del Mar Camaces (Cirugía), María José Álvarez (Anestesia), Isabel Quintela (Cirugía), Margarita Vázquez (enfermera jefe de la Unidad de Calidad), Vanesa García (enfermera de Medicina Preventiva), Isabel Cachero (enfermera supervisora), Fernando Fernández (Cirugía), Consuelo Menéndez (Cirugía), Manuel Lago (Rehabilitación), Concepción Núñez (enfermera supervisora de Cirugía) y Cristina Cocaño (enfermera de Consultas Externas). / Fernando Rodríguez

David Orihuela

David Orihuela

Langreo

El día que el médico le dijo que tenía "un tumor maligno", Marta Pérez no se lo creyó y le dijo al doctor que le había hecho la colonoscopia: "¿Cómo lo sabe si todavía no lo ha analizado?". "Para mí era un tumor, poco más que un divertículo", dice.

Fue su hermano, que la acompañaba a aquella cita, quien se lo tuvo que decir minutos después tomando un café: "Marta, ha dicho cáncer, tienes cáncer".

"Cuando te dan una noticia así traduces lo que quieres; por eso es importantísimo que haya contigo una persona de confianza", insiste la paciente, quien reconoce que en esos momentos, cuando uno es consciente de que tiene cáncer, "pierdes la brújula". En especial, cuando ocurre como le pasó a ella, sin ningún síntoma, sin haber visitado nunca el hospital más que a consultas rutinarias.

Marta Pérez es directora-gerente de la Ciudad Industrial de Valnalón, aficionada a la música coral y amante y defensora de su Langreo, el que vivió, el que vive y por el que lucha, y el del futuro que ella contribuye a que sea mejor. En noviembre de 2024, en un cribado poblacional, le detectaron cáncer colorrectal. Se le vino el mundo encima, todo cambió con tan solo dos palabras: "Tumor maligno".

El equipo del Hospital Valle del Nalón, cabecera del área sanitaria VIII, que trataba a Marta Pérez decidió incluirla en la vía clínica de recuperación intensificada en cirugía abdominal (RICA), que había implantado un año antes y que supone una atención del paciente con un objetivo claro: que llegue en las mejores condiciones al día de la operación y que la recuperación sea más rápida y con menos complicaciones. Eso "recalibró" la brújula.

"Todo comienza el día que el paciente entra en nuestra consulta", explica Isabel Quintela, cirujana del Valle del Nalón que participó en la elaboración de este protocolo. Ese día comienza la "prehabilitación", se informa al paciente "detalladamente" de todo el proceso, "de todo lo que le va a pasar en los dos meses siguientes".

Un mes antes de la operación y un mes después, es lo que dura todo el proceso. Ahí entra el servicio de enfermería, cuando la historia clínica del paciente "ya tiene un icono que indica que forma parte de la vía RICA", apunta Quintela. Ese conocimiento es clave porque en el protocolo participan prácticamente todos los servicios del hospital: cirugía, anestesia, rehabilitación, enfermería de planta, enfermería de consultas externas, gestión de casos, endocrino, hematología.... "y cualquier otra especialidad si es necesaria una interconsulta", añade la cirujana.

Todos los servicios del hospital tienen guardados huecos en sus calendarios de consulta para los pacientes de la vía RICA. No es por darles preferencia frente a otros, sino por facilitar una completa y compleja coordinación entre todos los actores implicados.

Los primeros pasos se dan en enfermería, que intenta facilitar la situación del paciente todo lo posible. Isabel Cachero, enfermera supervisora de recursos humanos del Valle del Nalón, aporta una de las claves para que el paciente "sepa en todo momento lo que le espera". "Intentamos concentrar todas las citas a las que tenga que acudir el enfermo antes de la operación para que tenga que venir al hospital el menor número de veces posible", explica, algo que para la paciente, en este caso Marta Pérez, "es fundamental".

La comunicación entre el equipo médico, que está completamente coordinado, "con el paciente en el centro", subraya Quintela, lleva a que el equipo de enfermería "le explique lo que va a pasar antes, durante y después de la operación". Se encargan también de darle "una serie de recomendaciones": una dieta rica en proteínas y calorías, que hagan ejercicio y pautas de deshabituación tabáquica y de consumo de alcohol. No era el caso de Marta Pérez, en cuanto al tabaco y al alcohol, pero su siguiente paso sí fue la preparación física. En ese punto se incorpora al proceso el servicio de rehabilitación, que trabaja con el paciente ejercicios específicos para fortalecer el aparato respiratorio.

Todo está personalizado, también la anestesia. El preoperatorio con el anestesista incluye una analítica completa "para ver alguna alteración que pueda tener" y en algunos casos "una interconsulta con el endocrino". Si el equipo de anestesia, con María José Álvarez, considera que todo es correcto, se programa la intervención quirúrgica para extirpar el tumor. Una semana antes de entrar al quirófano, se llama de nuevo al paciente "para darle una dieta más específica y explicarle qué tiene que hacer y cómo tiene que prepararse de cara a la intervención". Se le dan suplementos hiperproteicos que ayudan al sistema inmunitario para así lograr que su cuerpo esté en las mejores condiciones para la intervención.

"A rajatabla" cumplió Marta Pérez todas indicaciones. La paciente valora no solo esas cuestiones médicas en las que "la aportación de vitaminas y la alimentación son muy importantes, porque son cosas que no tienes en cuenta en el día a día y te mejoran mucho de cara a la operación", sino también el aspecto psicológico, "la claridad en la explicación", que además el paciente se lleva por escrito.

"Los que somos de otras ramas de estudio hablamos técnicamente de lo nuestro", explica la directora de Valnalón, "y con este proceso yo he aprendido un mogollón de términos que en la vida creí que iba a utilizar, pero que te dan mucha tranquilidad". Lo que no hizo fue buscar en internet: sus médicos le ofrecían toda la información que necesitaba.

Tras seguir la dieta, hacer los ejercicios necesarios con el rehabilitador y cumplimentar todas las recomendaciones, llegó el 10 de diciembre de 2024, fecha de la operación. El día que Marta Pérez ingresaba en el Hospital Valle del Nalón para que le quitasen aquel tumor.

Todo el trabajo de "prehabilitación", explica Isabel Quintela, "favorece que la cirugía sea menos invasiva y que en muchos casos se pueda hacer por laparoscopia". Todo orientado a que la recuperación del paciente sea lo más rápida posible. El mismo objetivo tiene el trabajo del anestesista: para favorecer esa recuperación procura "minimizar el uso de ciertos fármacos que podrían tener más impacto". En la intervención se hace una monitorización personalizada, "también lo menos invasiva posible", y se utiliza "ventilación protectora".

El resultado es que el mismo día de la operación, tras pasar por reanimación, el paciente ya puede beber agua, algo que se aprecia enormemente tras una anestesia. También se empieza con los ejercicios de rehabilitación. "Al día siguiente yo estaba paseando por ‘La Moncloa’ (término utilizado en la Cuenca para denominar el hall de distribución del hospital)".

Al tercer día, el paciente ya puede recibir el alta, y unos días después "una llamada de teléfono que te da una tranquilidad absoluta y que agradeces en el alma", reconoce la paciente, quien tiene apuntados los nombres de todos los que han participado en su proceso y que ha solicitado al Hospital el gasto total de su operación porque quiere saber lo que la sanidad pública, de la que es férrea defensora, ha invertido en ella.

Marta Pérez sigue recuperándose, pero pidió el alta voluntaria y ya está incorporada a su trabajo en Valnalón.

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