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Una locomotora que trabajó en el Muro Atlántico será ahora atracción turística

Hunosa pone a funcionar en el Pozo Sotón la máquina alemana de 1928 utilizada por el Ejército nazi y que llegó al Valle del Nalón tras la Segunda Guerra Mundial

Javier Fernández (izquierda) y Gustavo Pañeda, subidos a la locomotora. Al lado, Manuel del Valle. | D. O.

Javier Fernández (izquierda) y Gustavo Pañeda, subidos a la locomotora. Al lado, Manuel del Valle. | D. O.

David Orihuela

David Orihuela

El Entrego

Es una de las locomotoras de vapor con más historia de todas las que han circulado por Asturias y ahora su chimenea volverá a humear mientras los turistas disfrutan de un paseo en tren por las instalaciones en superficie del pozo Sotón, en El Entrego (San Martín del Rey Aurelio). La máquina no tenía nombre, estaba catalogada como CA-8 (Carbones Asturianos, 8), ahora se llama «Río Nalón» y casi un siglo después de su fabricación en Alemania está en condiciones de volver a «trabajar». Hunosa, propietaria de esta joya, la ha restaurado hasta hacerla funcionar de nuevo. Este sábado se presentó inmaculada en el marco de la Feria de Turismo Industrial y Minero (Fetumi).

No hay fecha pero a la locomotora se le acoplarán vagones para que los turistas que visitan el Pozo Sotón puedan recorrer las instalaciones. Será alrededor de un kilómetro viajando en un tren de vapor que circulará «por vías que tienen un siglo de historia», explicó Gustavo Pañeda, responsable de relaciones institucionales de Hunosa. «Hacer un tren histórico turístico complementará de manera extraordinaria la oferta cultural y turística del Sotón», recalcó Pañeda que explicó que el trabajo pasa ahora «por recuperar el trazado de las vías existentes en el pozo porque aquí el carbón siempre salió el vagonetas de tren».

La historia de Europa

Quienes se suban ese tren turístico no estarán solo visitando el pozo minero más profundo de Asturias, con 556 metros, y uno de los 100 monumentos de patrimonio industrial más representativos de España, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), estarán viajando en una locomotora que forma parte de la historia de Europa.

La «Río Nalón» se construyó en Alemania por la empresa Orenstein & Koppel y fue vendida a la compañía holandesa Spoorijzer. Cuando Holanda fue ocupada por Alemania en la Segunda Guerra Mundial, el ejército nazi incautó todos los bienes de las grandes empresas, entre ellos las locomotoras, utilizadas por entonces para la construcción de obras públicas.

Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Asturias, explicó que una vez en manos de la Alemania nazi, las máquinas de Spoorijzer «se usaron, sobre todo, para hacer aeropuertos para la Luftwaffe (la fuerza aérea nazi). Y también para construir el Muro Atlántico y para todas las obras públicas que hizo el Ejército alemán en Holanda. Probablemente se usaron también para hacer las lanzaderas de las bombas V-1 y V-2, las precursoras de los actuales miseles de crucero».

«Es una máquina con una historia muy curiosa», afirma Fernández, que explica que «otros modelos de esta locomotora acabaron en Indonesia y en las colonias holandesas». La que ahora está en el Sotón fue comprada por Carbones Asturianos para trabajar en el Pozo Samuño, en Langreo. Para ello hubo que adaptarla. Fernández señala una «costura» en el frontal de la locomotora. «En Holanda el ancho de vía era de 70 centímetros, y aquí era de 65; así que antes de traerla la cortaron a la mitad, le quitaron un cacho, esos cinco centímetros, y volvieron a unir las partes».

La locomotora estuvo en uso pocos años en el Pozo Samuño, «en 1964 ya estaba parada», asegura el director del Museo del Ferrocarril, pero la máquina se quedó en el valle y durante años estuvo expuesta en El Cadavíu. Ahí sufrió una nueva peripecia. «Estaba sobre una plataforma de hormigón sobre el río Samuño y un día, con una fuerte riada, acabó en el agua». En 1997 se trasladó al pozo Fondón en Langreo.

Ahora, los Talleres Carlos del Valle, en Mieres, la han restaurado completamente durante «unas mil horas de trabajo», calcula Manuel del Valle. Solo queda aportar un maquinista, un fogonero y el combustible necesario para que la «Río Nalón» vuelva a «trabajar».

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