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Susto en Langreo: desalojan a los residentes de un geriátrico del centro de Sama al saltar la alarma de incendios

El director del centro asegura que todo apunta a un fallo de uno de los sensores del sistema contra incendios

Un camión de bomberos, con el edificio afectado al fondo a la izquierda d ela imagen.

Un camión de bomberos, con el edificio afectado al fondo a la izquierda d ela imagen. / M. Á. G.

Langreo

Susto en el centro de Sama. Los usuarios y el personal de una residencia geriátrica tuvieron que desalojar el edificio, de tres alturas, al saltar la alarma de incendios. El suceso generó un gran revuelo en la zona, a la que acudieron agentes de la Policía Local y tres camiones de bomberos.

Camilo Candales, director de la residencia de personas mayores El Dorado, ubicada en la céntrica calle Venancio Prada, muy cerca de la iglesia parroquial y del Ayuntamiento, relató que saltó un sensor de la alarma contra incendio, "creen que en la tercera planta, así que, por protocolo, evacuamos a los residentes y avisamos a los bomberos". Los camiones se acudieron tanto a la entrada principal como a la parte trasera del edificio, que da a la avenida de la Constitución.

Camiones de bomberos en la avenida de la Constitución.

Camiones de bomberos en la avenida de la Constitución. / M. Á. G.

El suceso se produjo sobre las 12.00 horas. "Llegó primero la Policía local y luego bomberos, que lo revisaron todo con cámaras térmicas y detector de gases. No había nada", señaló Candales que indicó que todo apunta a "un fallo del sensor" que se ha puesto en conocimiento de la empresa de mantenimiento.

Tranquilidad

El director de la residencia explicó que dentro de la agitada mañana vivida "estábamos tranquilos porque no se veía fuego ni gases ni nada parecido". "Fue el susto. Lo primero que se hace al evacuar la residencia es ir desde la planta de arriba hasta la planta de abajo, revisando habitaciones. Y en la revisión ocular que se hizo no había ni fuego, ni humo, ni olía a gas, ni nada".

El incidente obligó a desalojar a los doce residentes y a cuatro trabajadores. "Los residentes se lo han tomado muy bien, con muy buen espíritu y con humor. Estaban más preocupados porque era la hora de comer; fue solo un susto".

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