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Desde mi Mieres del Camino

El "laminarium" de Benjamín Álvarez, Benxa

El libro de dibujo "Una comarca a punta de lápiz" es un documento excepcional sobre la historia y la arquitectura de Mieres y Lena

Impresionante, formidable y excepcional trabajo de Benjamín Alvarez, Benxa, sobre los concejos de Mieres y Lena, bajo el título de "Una comarca a punta de lápiz", auténtica joya de dibujos y textos de puño y letra. Como es lógico a nosotros nos corresponde recoger, en lo que cabe, algunos aspectos destacados del documento, porque de intentar un panegírico sobre todo el contenido, necesitaríamos más de un año de trabajo de recopilación. Por lo tanto, aquí recogemos la prueba factible correspondiente al municipio de Mieres, pero antes?

Benjamín Alvarez Rodríguez "Benxa" (única ver que entrecomillaremos su especie de apodo porque él había decidido suprimir ese adorno), hijo de Manuel Álvarez de Olloniego y Perfecta Rodríguez de El Tarronal (Mieres), nació en esta villa minera en el año 1907 y falleció en Oviedo por el 1989, tras cuarenta y cinco años de matrimonio con Emilia Quintana, de cuya unión nacieron seis hijos. Tras unos estudios preliminares en la niñez y adolescencia, decidió que la mina era su destino y realizó los estudios completos de topógrafo del interior y también estudió en la Escuela de Peritos Industriales de Gijón. Su perfil de varón serio, humanista, parco el palabras pero reflexivo y sensible, hacía juego con un gran sentido observador de todo lo que le rodeaba. Tuvo una dedicación a su ocupación laboral, en Mina Llamas, acompañada de artículos en prensa, álbumes y publicaciones periódicas que dejaban entrever un espíritu creativo, aunque con pocas posibilidades de saber dónde podía llegar. Fue profesor de dibujo de la entonces Escuela de Trabajo de esta villa que posteriormente se denominaría Escuela de Maestría Industrial, en una época de clara predilección por parte de los jóvenes que ansiaban lograr un puesto de trabajo especializado, dando lugar a que muchos eligiesen esa vía de formación.

Y así, con ese cartel, inició una obra gigantesca que vista desde la perspectiva del momento actual, con la invasión de las nuevas tecnologías, resulta imposible imaginársela. A golpe de dibujo y escritura de su puño y letra concibió el Laminarium de Mieres y Lena bajo el título de "Una comarca a punta de lápiz". Igual resultado obtuvo con su trabajo sobre los concejos de Riosa y Morcín, así como la colegiata de Teverga "vista por los alumnos de la Escuela de Maestría de Mieres". Aún se podrían añadir otros objetivos alcanzados como consecuencia de un trabajo inmenso pleno de arte, imaginación, constancia y paciencia a raudales. Así alcanzó, a nivel popular, la creencia de que, cuando recorría carreteras, caminos y rutas en busca de los objetivos que se había propuesto, la gente señalaba su figura como fuera del contexto vital, es decir "Benxa estaba en otro mundo".

Como es natural, a la hora de abordar su figura y obra, debemos limitarnos a la dedicación que hizo con respecto a Mieres. Y como preámbulo se nos antoja traer aquí un soneto en asturiano personal de la autora de nuestra casa Florina Alías: Bajo el título de "Benxamín Álvarez (Benxa), escribe: "Escuende toa la cara tras les cexes/ que son como dos cardos porque ansina/ paeci a él que non se-i adevina/ esa bondad que guarda entre les rexes. D´ esa pelambre; pero si cotexis/ ´l acentu de so fala peregrina/ de home de lletres, ñúmeros y mina/ verás so humor texiendo mil cadexes. Texer y destexer con tal aciertu/ que va d´un castru celta ´n algún güertu/ en fayalga la so ciencia y so pericia. Fasta esi debuxar una quintana/ o esi escribir con gracia soberana/ que foi d´aquel "Comarca", una premicia".

Y ya metidos en harina la obra se inicia con unas palabras del compañero de profesión Enrique Rodríguez Balbín en las que dice "Para Benxa, mirar el mundo y croquizar son actitudes tan espontáneas que las de un niño jugando solo en una playa o una pradera. Pero no se crea que por eso sea un "naif", porque Benxa es un viejo técnico seriamente formado, con una experiencia formidable y de un talante directo y profesional". Le sigue una amplia descripción del trabajo que realiza, con explicaciones directas y realmente detalladas, el contenido del Laminarium.

Y se inicia, a través de un índice, este basto recorrer los territorios a través de la cartografía, epigrafía, heráldica, iglesias, edificios, artesanía, fuentes, molinos, pajares y establos, horizontes y curiosidades, para terminar con apéndices varios. El amigo Benxa no se olvida de sus numerosos colaboradores en un apartado final, donde figuran nombres y profesiones de toda clase, acompañados de los pueblos y aldeas que él recorrió para alcanzar el súmun que él titula como "Laminarium de Antigüedades Mierenses".

A la búsqueda de tesoros comienza su paso firme por la calzada romana en el concejo, algunos datos históricos de sus parroquias, da preferencia a la capital con dos dibujos y descripción de sus puntos habitables que iniciaron la historia, tal es el caso de Villa de Arriba (hoy barrio de La Villa), y Villa de Abajo (actualmente los de Oñón y Requejo). Dibuja y complementa estampas de Mieres en los finales del siglo XIX junto al mapa de la capital en 1915 para continuar con las viejas concesiones mineras y la epigrafía del propio concejo en la que recorre todos los aspectos y caracteres que permiten descubrir el paso de la cultura local de la prehistoria y la historia más actual, a través de anales y crónicas. Mención especial merecen las armas y blasones del concejo, partiendo de sus pueblos Baíña, de su barrios Arriondo, de sus casonas el Valletu y de su hábitat más homogéneo Cenera.

Curiosamente Benxa no se olvida de nada y así su Laminarium presenta detalles tan originales como la sinfonía de antiguos campanarios y luego ya se detiene en rasgos históricos, algunos aún presentes, para determinar episodios de gran calado, como los restos de una iglesias románica en Mieres, la aún vivita y coleando Iglesia de Ujo a la que se permite dedicarle varias láminas, la de la Rebollá, la capilla del Santo Cristo de La Peña y por supuesto Los Mártires de Valdecuna. Capítulo aparte con los templos desaparecidos para entrar de lleno en edificios monumentales e interesantes con amplia exposición de lo que ofreció la historia de este pueblo. No se olvida, por ejemplo, de mesones, palacios y casonas para detenerse, con cierto énfasis en el Palacio de Camposagrado, el de Figaredo y por supuesto los de Viade, El Valletu (ya citado), palacio de arriba y de abajo en Cenera.

El mínimo detalle de creatividad tiene para Benxa su peso especifico, como pueden ser diversos trabajos de artesanía, con especial hincapié en la antología de balcones de madera, rejas y ventanas. Las populares fuentes tienen también espacio reservado con nombres y apellidos, al igual que los viejos molinos, pajares y establos logrando intimar, sin más, con la propia naturaleza en la que adquiere figura destacada el conjunto de sus árboles.

Más adelante se atreve con los castros prerromanos, con detalles arquitectónicos y ornamentales, restos arqueológicos, curiosos detalles de cada pueblo o lugar y otras sugerencias que hacen posible la identificación del conjunto, como puede ser la tipología, elementos etnológicos, caminos cubiertos, puentes y portones. Por fin se detiene en puntos concretos, como el barrio de Oñón, Baíña, El Batán y labores tan llamativas como la pesca, para finalizar con el apartado de apéndices con una variada gama de muestras increíbles. Un especial "cementerio de cementerios" cierra la gran dedicación que Benxa hace al territorio mierense, a sus pueblos, costumbres, formas de vida, huellas del pasado y otros condimentos que, posiblemente, con los instrumentos actuales, se podrían realizar el trabajo de una forma serena, estudiada y en cierto modo rápida, pero con los únicos medios de su búsqueda, a paso acompasado, sus apuntes a golpe de lápiz y su posterior ordenamiento con las únicas armas del dibujo y la escritura "de su puño y letra", solo puede ser obra de un privilegiado.

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