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Desde mi Mieres del Camino

La Güeria de San Juan, cuna del folclore astur

El Concurso de tonada "Valle del Caudal" como exponente de la canción asturiana

Abrir al conocimiento público el álbum folclórico de la Güeria de San Xuan, uno de los más característicos valles del concejo de Mieres, es adentrarse en una realidad, a modo de escenario, que exige reflexión y conocimiento pleno. Quizás aquí no llegamos a sus extremos, pero sí es apetecible recordar personajes y evidencias que marcan la historia. Vaya por delante que, en estos momentos, se mantiene la llama viva, merced a la convocatoria anual del Concurso de tonada "Valle de Caudal", nacido desde las bases del Hogar del Pensionista de Rioturbio bajo la batuta de un incansable Facundo Fernández, que ha encontrado, en el director de la Casa de Cultura de Mieres, Ismael G. Arias, un apoyo incondicional, y en Alberto Cienfuegos "Michel" el maestro de ceremonias ideal.

Sin embargo, el campo viene abonado de tiempo muy atrás y aunque no es intención, ahora y desde aquí, adentrarse en los pretéritos lejanos, resulta imposible evadirse de la cita obligada a intérpretes, sobre todo individuales que escribieron historias y dejaron su sello para la posteridad. ¿Quién puede escapar a la tentación de iniciar la andadura en los comienzos del valle, poco más allá de La Belonga, para detenerse en la aldea de la Depata, por la "Ruta del Sol" y encontrar las huellas inconfundibles de Amable Fueyo, intérprete reconocida de la vieja escuela y madre de uno de los maestros gaiteros más recomendados por los especialistas en la materia, su hijo el malogrado Silvino Fernández Fueyo, cuya semilla plantada en más de una academia de gaita que en alguna época pulularon por los mentideros locales de la villa de Mieres, dejó marca, al igual que hicieron otros geniales intérpretes, caso de Chema Castañón? Pues la huella de Amable ahí está para sentar las bases de una realidad innegable y con el certificado correspondiente al comienzo de esta verde zona, en su día surcada por las tristes pero laboriosas notas de la explotación hullera, y hoy sólo con las señales inequívocas de su pasado.

Claro que, si retrasamos un tanto la guía turística partiendo de la plaza de San Xuan en Requejo, como puerta de entrada a la Güeria, nos encontramos con que también allí hubo santo y seña de otra voz que cimentó las bases de una cultura folclórica capaz de mantener el interés popular. Por supuesto que estamos hablando de La Busdonga, cuya trayectoria es de sobra conocida.

Y ya metidos en el ajo de todo un recorrido hasta Santo Emiliano, punto exacto del límite con la vecina y hermana cuenca del Nalón, allí en el extremo final, aún resuenan, en las alturas con la frescura en la voz por la limpieza de un viento purificador, los ecos musicales al estilo propio de la tierra madre de otro Silvino, en este caso con el apellido Argüelles. Precisamente en Requejo, plaza catedral de la sidra, se mezcla, todos estos últimos años, el renacer de un buen trago de la bebida autóctona con los "sones" del certamen de tonada a modo de memorial dedicado al gran Silvino Argüelles. Y si viramos de lado para observar el entorno del Pozo Polio no es difícil encontrarse con los ecos de otro cantante en sus tiempos jóvenes, hoy veterano comprometido en mil y una aventuras a favor de la comunidad, tal es el caso de Aquilino Fernández "Quelino el de Polio" para conocimiento pleno del paisanaje.

Los Pontones dejó su santo y seña con Laudelino García y cogiendo la ruta baja de la Güeria uno llega fácilmente a Vegadotos. porque allí aún suenas los aires de un cantar joven y fuerte, el armonioso de "La Calandria", Josefina, otra Argüelles que, por fortuna, hoy aún está con nosotros. Y no se olviden ustedes del pueblo de Planta, cercano también al límite con Langreo, porque allí nació otra voz que magnificó y entronizó muchos acontecimiento del folclore astur, a través de su voz, precisamente cuando aún en bares y sidrerías se llevaba eso de dinamizar el ambiente de ocio, descanso y tertulia con alguna que otra salida en voces autorizadas. Era Tino "Mayaín", que aún está hoy ahí para certificarlo.

Después todavía quedas recuerdos imborrables, por ejemplo, de Amparo Menéndez, de José Áboli, de Lito y cómo no de Manuel Gandoy que, residiendo en Oñón, supo sumarse al concierto de una zona, la de la Güeria de San Xuan, increíble y próspera en ese intento, que de intento pasó a ser realidad permanente de los valores de la tonada. Es muy posible que en este nuestro interés de plasmar el hecho histórico de una riqueza musical, algo se habrá quedado, sin pretenderlo, en el talego de las ausencias, por aquello de que no resulta fácil recoger realidades tangibles con la autenticidad deseada, sin olvidos ni enmiendas. Disculpas van en el intento, acompañadas del sano deseo de que los aquí mencionados, como bandera de la reciente historia en el valle de San Xuan, sirvan de representación, por supuesto digna y respetada.

Por fortuna hoy casi todas las campanas señalan un toque de atención y de interés hacia la promoción del folclore astur, con signos inequívocos de que se está acertando con el intento en el centro de la diana, puesto que prácticamente no existe manifestación festiva y de participación ciudadana con visos de alegría donde no aparezca la imagen de una Asturias que sigue cantando y aireando sus valores culturales. De aquellos centros de formación capitaneados, entre otros, por Silvino Fernández Fueyo y Chema Castañón, surgieron y mantiene el tipo bandas de gaitas como son, por lo menos, las dos que alardean del nombre de Mieres, a saber: "Mieres del Camín" y "Camín de Mieres". Y qué decir de los grupos de baile regional, de les pandereteres y de todo ese movimiento investigador que intenta sacar las raíces más profundas del patrimonio asturiano. Pero ése, como se suele decir, es otro cantar, del cual merece la pena abrir, próximamente, otra ventana con su aire fresco.

Mientras tanto Facundo Fernández y su equipo siguen adelante con el concurso "Valle del Caudal". Ahora, que las primeras eliminatorias han superado la primera fase, retornan a la capital del condado, es decir, auditorio de la Casa de Cultura "Teodoro Cuesta" de Mieres -que por cierto ha tenido a bien volver a situar la pequeña muestra escultórica de su titular, el gran poeta de la casa, obra del artista Llonguera, a la vista del público y en lugar preferente- donde ha de desarrollarse la parte final de este consolidado certamen.

Y no se queda ahí la realidad mierense, pueblo que intentando mover los resortes de las nuevas generaciones para que entren de lleno en la promoción folclórica de esta tierra. A pesar de la desaparición del recordado Tino de Arnizo, en el barrio de Santa Marina, la asociación vecinal también se mueve con el mismo interés de acción consolidada, desde los niveles del capítulo de aficionados que, son y serán, al fin y al cabo, la semilla ideal de una permanente fuente fructífera de estos valores asturianos, puesto que tal como se comentaba recientemente en este diario, por fortuna, cada vez son más los jóvenes que siente la llamada de una participación, poniendo en juego vocaciones y cualidades que han de llevarnos hacia la confirmación fiel de una cultura propia y atractiva.

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