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Dando la lata

Sinsentido común

El aumento de fumadores tras la ley antitabaco

Háganme caso: a los españoles nos falta un hervor. O, si lo prefieren, "una patatina para el kilo", que dice Elena. Las noticias nacionales que nos llegan cada día lo demuestran. Qué gallinero. Las escenas que se están produciendo en Cataluña confirman que en la sesera colectiva tenemos algún cable pelado. No somos normales, está claro, y el Congreso de los Diputados es reflejo de ello. Y las reacciones sociales son cada vez más disparatadas e insensatas. En definitiva, todo parece indicar que el sentido común ha desaparecido. Y recientemente hemos conocido una prueba más: desde la entrada en vigor de la ley antitabaco ha aumentado el número de fumadores. Fenomenal. Podemos estar orgullosos. Cada vez ganamos menos, a la mayoría de los que tienen la suerte de estar empleados le pagan un sueldo de mierda y son millones los condenados a sobrevivir con muy poco dinero. Y, pese a ello, hay un volumen creciente de españoles que se gasta la pasta comprando tabaco. Es una genialidad económica. Yo logré desengancharme, con muy poquito esfuerzo, hace veinte años. Y hoy, cada vez que miro el precio de una cajetilla, doy gracias al Altísimo. Menudo ahorro. Pero no todo va a ser malo: la necedad fumatoria hispana le ha venido de perlas, además de a las multinacionales del sector y a las arcas públicas, al negocio de la hostelería de exterior, al terraceo, que hoy se practica aunque caigan chuzos de punta con tal de poder fumar.

Y lo que ya es de "cum laude" es que las mujeres hayan superado a los hombres en el consumo de tabaco. Extraordinario. A veces, el feminismo se manifiesta de formas sorprendentes. Y esta, sin duda, lo es. Ellas ya tosen por las mañanas tanto como ellos. O más. Y eso a pesar de la insultante brecha salarial, lo que supone un mérito añadido. Ganan menos y fuman más. Admirable. Quizá es que aspiran también a igualar la expectativa de vida masculina. Quién sabe.

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