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A mi aire

Divorcio

La separación de los votantes y los políticos

Tranquilos, que no me voy a referir a esa troupe de vividores de la casquería que a diario pululan por los platós vendiendo sus intimidades, en las que todo vale, divorcios incluidos. Al que hoy me refiero es otro provocado por la desafección de buena parte de los españoles con los dirigentes de la clase política, y en general con los diversos poderes que sienten que no les representan y que está llevándolos a un pasotismo extremo.

Sale el tema a relucir con conocidos de confianza y la coincidencia resulta casi unánime. Desencanto total y general con la conclusión de que a todos, salvo el rara avis, no hay por donde coger a ninguno de ellos. Añadan el adobado de ejemplos clarificadores que tienen poca vuelta de hoja. Enlazado con ello, la conversación deriva hacia la triple cita electoral del mes de mayo, que ya está ahí.

Así que salvo el que morirá, aunque arda el país, votando a "los suyos", el resto se plantea diversas opciones -todas bastante razonadas- que incluyen pasar de ir a votar, hacerlo en blanco, con mascarilla, o "en contra de". Lo cierto es que a todos les gustaría optar con su voto ponderado a alguna de las formaciones en liza, pero los precedentes y el rosario de promesas incumplidas, incrementado, además, con las listas cerradas y bloqueadas, donde a la fuerza hay que "tragar" con personajes poco recomendables y reconocidos trepas, genera más dudas. Divorcio difícil de recomponer, no como los de la farándula, que son de quita y pon en función de lo que les paguen.

Y como aquí resulta al revés, pues cada partido recibe dinero por cada voto, ¡encima!, pues otro motivo más para muchos en divorciarse con las urnas. Muy respetable.

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