Constantemente surgen quejas en Langreo a cuenta de la inseguridad, molestias y, sobre todo, ruidos insoportables para los ciudadanos en su conjunto por parte de aquellos a los que se podría denominar "los locos del volante" o, en su defecto, "del manillar". Uno mismo no tiene falta desplazarse a ningún lugar, ya que a diario lo padezco en mi pueblo -prefiero este nombre a lo de "distrito"- que no es otro que Lada.
Mi calle (Gabino Alonso) desde hace una buena temporada es zona de paso, reunión de quads y motos, que llegan y se van haciendo ostentación de "poderío" y escapes a todo gas, dignos de romper la barrera del sonido y dejar temblando los tímpanos de los oídos más duros.
En las madrugadas del fin de semana llega el turno a los coches, con velocidades que asustarían al mismísimo Fernando Alonso. Trompos, frenadas, derrapes y todas las majaderías que se les ocurran a estos descerebrados del volante, todo ello con una calle entera en vela, y otras que con ella comunican, sin poder conciliar el sueño, y a la espera de un accidente o atropello, que hace tiempo se ven venir. Luego vendrán las lamentaciones.
¿Soluciones? Me imagino que las fuerzas de seguridad, e incluso los responsables políticos, tienen la obligación de velar por poner orden en todo ello, con el añadido de que el problema no es algo puntual y se viene repitiendo desde ni se sabe.
Por lo tanto, entiendo que deberían tomar buena nota, pues se supone que todos ellos en conjunto, o por separado, deben ser los garantes de la seguridad de los ciudadanos cumplidores con su deber, que se ven a diario importunados por los que hacen de su capa un sayo con aparente impunidad. Quedamos a la espera de soluciones... ¡Urgentes!
