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VENTANA INDISCRETA

No es un curso escolar más

Las medidas y las dudas ante el inicio de las clases en Asturias en medio de la pandemia

No, no lo es. Parece que las razones son obvias y no deberían de suscitar dudas. Es compresible que desde las familias y profesorado se exijan medidas que si no son definitivas, ya que en esta pandemia nada es definitivo, sí al menos puedan y deban paliar las probabilidades de contagios. Dicho lo anterior, también a los sectores mencionados habría que exigirles colaboración y, tal vez, pedirles que asuman algunas incomodidades.

Desde el sector del profesorado, no me cabe duda que así será. Ya dije, en una ocasión, que mis treinta y seis años de docencia, me da el suficiente conocimiento para no dudar de ellos. Fueron tiempos en los que los maestros, también las maestras, teníamos que hacer desde carpinteros a albañiles, por no hablar de sonar los mocos a algún niño despistado en esos menesteres. No exagero. Actualmente, no ocurren tales "obligaciones extraescolares" del profesorado; pero la situación excepcional que se va a vivir, ya se está viviendo, en la enseñanza este curso, pedirá a los maestros y a las profesoras un plus de sacrificio.

Las madres y padres que, en general, siempre han colaborado con los profesores, lo harán también ahora, seguro. Hay voces discordantes, que tal vez tengan sus razones. Sin embargo, la actitud beligerante del sector "anti-escuela", aunque sea coyuntural, no es de recibo. Diría que tanto Reimer, autor del polémico libro "La escuela ha muerto", como Iván Illich, que formaron el tándem antiescuela por los sesenta/setenta del pasado siglo, no estarían muy de acuerdo con los argumentos de esas familias. Ellos, teorizaban "otra escuela".

Ese sector, tiene que exigir, claro que sí; pero no negando a sus hijos e hijas el derecho a la educación. A no ser que, es posible, tengan a su disponibilidad el suficiente estatus social para atenderlos al calor de la lumbre materna y paterna. Posición, a mi juicio, individualista y fuera de toda solidaridad.

Lo dicho, no excluye para nada las reivindicaciones de madres y padres y del sector sindical del profesorado: máximo de 15 alumnos y alumnas por aula. Siendo en infantil de diez. Plantillas de profesorado ampliadas. Estas dos, por ser las más urgentes. Hay más medidas, exigidas hasta la saciedad, para que la administración educativa financie la educación pública y de una vez le dé la importancia que tiene como derecho inalienable para una sociedad más justa e igualitaria.

Es sencillamente un insulto a la inteligencia la dilatación en tomar las medidas pertinentes y excepcionales para este curso que ya comienza "mal". Desde sectores sindicales se ha pedido la dimisión de la consejera de educación asturiana dado que ha demostrado, dicen, su total inoperancia en el puesto que desempeña.

El presidente del gobierno del Principado de Asturias ha salido en su defensa, cosa que era esperada, y como es su costumbre desde que llegó a tal alto puesto, ha sacado pecho por la gestión que, sobre el tema, se está haciendo en Asturias y que se va hacer desde los PCR al profesorado que, si están bien, no garantizan nada a posteriori. Sí ganan tiempo, que es al final de lo que se trata. No me olvido del personal que trabaja en los centros escolares: administrativos, conserjes, limpieza... También estas personas, tienen derecho a la salud.

Finalizo con un recuerdo emocionado de todos los niños y niñas, así como de los y las adolescentes que pasaron esta primavera confinados en sus casas, con una enseñanza "online", de la que habrá que hablar y analizar. Estos niños y adolescentes están siendo diseccionados, como las ranas, por ese minuto de gloria de psicólogos, pediatras y " expertos" que salen a vender las delicias de la "meditación", que el virus les concede. Pero, como siempre ocurre, la realidad va por otros caminos. En fin, suerte. Mucha suerte. La vamos a necesitar, sobre todo las alumnas y alumnos.

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