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TRIBUNA

El resurgimiento del carbón (III)

Los empresarios mineros encuentran nuevos nichos de mercado explotando el mineral a pesar del proceso de descarbonización y el cierre general de explotaciones

A lo largo de mi trayectoria sindical he venido siempre denunciado el gran negocio del carbón de importación que extraían aquellos niños de La Guajira colombiana por un bocadillo de mortadela y el negro sudafricano por el importe de una cerveza en la cantina de los blancos, después de agotadoras e inhumanas jornadas laborales de doce y catorce horas, tal y como yo mismo tuve ocasión de conocer en alguna de mis visitas a los citados países. Unos carbones que se importaban a nuestro país a precios irrisorios en comparación con los extraídos en nuestro país.

Pues bien, a pesar de que todos -gobierno, patronos y pandilleros del sindicalismo somático y otros-, eran muy conscientes de que aquello significaba una trampa manifiesta para llevar a cabo el cierre de nuestras explotaciones mineras, tal y como había sentenciado Felipe González, el 16 de febrero de 1983, aquellas importaciones masivas de carbón ensangrentado y barato se sucedían por medio de métodos y tramas mafiosas, produciendo beneficios millonarios a ciertos patronos: mezclado con otros procedentes de cielo abierto y tierra de escombrera, se hacía pasar como producto nacional subvencionado, produciéndose la gran estafa a la Hacienda Pública, de tal manera que, una vez cerradas las explotaciones, el "electrofascismo" podría obligarte a consumir la energía importada que ellos quisieran: nuclear, petróleo o gas.

Claro que lo sabían, de hecho, han llegado a mi poder varios "documentos reservados" del Instituto Nacional de Industria destinados exclusivamente a ciertos mandos de Hunosa que solo ellos conocían, sin que nunca se hubiesen hecho públicos, pero sí efectivos. Me refiero, muy concretamente, al informe elaborado y fechado en febrero de 1971 bajo el título "Resumen de los análisis de soluciones para el cierre total de todas las explotaciones de Hunosa en dos, diez o quince años", para el que se había elegido a la persona adecuada -José Ángel Fernández Villa-, quien, en calidad de virrey de Asturias, sería dotado de toda la infraestructura necesaria para llevar a cabo tan sibilina como criminal operación. Dicho en román paladino: Hunosa había nacido en un pretanatorio, como los más de 27.000 pensionistas que murieron en estos ancianatos víctimas del abandono y del "triaje" durante la covid-19, de tal manera que aquello que llamaron nacionalización no era sino más que una socialización de pérdidas ocasionadas premeditadamente para seguir produciendo beneficios al capital privado. En su día, cuando el problema del carbón era el transporte, se pusieron las centrales térmicas a bocamina y, ahora, cerradas las minas, el siguiente paso que se está produciendo es el cierre progresivo de las térmicas de carbón.

Pero el carbón sigue siendo una fuente de energía insustituible, la única fuente nacional de energía de que España dispone. Sobre todo el carbón, nuestro carbón, fue y tendrá que seguir siendo una riqueza que, como es conocido, apareció históricamente en Asturias, desenvolviéndose en ella siguiendo la ley de la vida; la ley del trabajo, del dolor y del sudor, pero no por ello dejó de constituirse en víscera del cuerpo de Asturias, casi en el corazón de nuestra región.

Cuando las potentes locomotoras de vapor empezaron a cruzar las inmensas llanuras del Oeste americano, algún tremendista ya predecía que, "como esta fiebre de velocidad se contagie al mundo entero, el carbón desaparecerá antes de veinte años". Vino la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y volvió a repetirse la profecía. No digamos nada cuando estalló la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) o la crisis del petróleo de 1973, con la decisión de varios países del golfo pérsico de no exportar petróleo a los países de Occidente, pero el carbón sigue ahí, en cantidades abundantes y repartidas por todo el mundo para otros muchos veinte años más. Y siempre que en el mundo se ha producido un momento crítico grave, se le ha pedido al carbón un esfuerzo sobrehumano y el carbón ha sabido responder de manera más que satisfactoria, como, sin duda, responderá en esta ocasión pandémica que nos toca vivir, a pesar de los títeres del PPSOE al servicio del IV Reich disfrazado con la bandera pirata de Unión Europea, en esta ocasión reforzados por los nacionalismos de la burguesía vasca y catalana, a los que de manera sorprendente se han unido los morados de Podemos.

Algo de esto debieron de entender alguno de los empresarios que, en la actualidad operan en el Puerto del Musel con el carbón de importación para seguir mezclándolo y exportándolo a otros países que han apostado por la energía procedente del carbón, siendo una de las empresas implantadas desde el 31 de mayo de 2018 en el Puerto del Musel, donde se almacenan más de 20 millones de Tn., la Natural Mining Resources (NMR). Esta empresa ha reabierto la mina canguesa de Carballo (Minarsa), entre otras explotaciones adquiridas muy recientemente. Se trata de un carbón de muy buena calidad con destino a los mercados más exigentes, principalmente en la siderurgia formando parte del proceso productivo del acero. La NMR adquiere principalmente el mineral a distintos productores, importándolo, en su mayoría, de Rusia y Colombia, que, después de cribarlo y clasificarlo, lo mezcla en El Musel, para conseguir un carbón enriquecido con destino principalmente a las centrales térmicas y empresas siderúrgicas del Norte de África, Turquía, Asia y Oriente Medio.

En el año 2019 movieron 1,8 millones de toneladas de carbón y su previsión para este ejercicio 2020 asciende a 4,5 millones Tn., de los cuales dos millones serían importaciones y el resto destinadas a las exportaciones, teniendo previsto mover hasta los 10 millones de Tn. anuales, la mitad importada y la otra mitad nacional. Concretamente el 15 de julio de 2020, salía del Musel el barco "Ocean Energy" con un cargamento de carbón térmico de 110.000 toneladas de carbón con destino a Vietnam, estando previsto continuar exportando otros cargamentos en sucesivos meses con destino a India y Vietnam con una previsión de 1,5 millones de Tn. al año, al margen de otras cantidades de carbón similares con destino a las térmicas alemanas. Por otra parte, la NMR ha establecido un acuerdo con la empresa pública Hunosa para lavar en su lavadero del Batán de Mieres hasta 1,2 millones de Tn. al año.

Es decir, mientras el gobierno español, por una parte, ha cerrado las minas y las térmicas, otros empresarios encuentran nichos de mercado interesante. Así, ante el progresivo cierre de las térmicas, han comenzado a la reapertura de las minas cerradas, como Cerredo, Ibias, Vasco-Leonesa o Carbonar, haciéndose muy recientemente con la antigua propiedad de Vitorino Alonso, ubicada en la localidad tinetense de Pilotuerto, con una producción anual de 700.000 Tn. con destino a Latinoamérica y Asia. Otra cuestión referida a los carbones coquizables de Hunosa con destino a la siderurgia, aunque siempre se quemaron en las térmicas, ocupará el capítulo final de esta serie sobre el resurgimiento del carbón. ¿Estaremos asistiendo a la resurrección de Villa, después de aquella bravuconada de que había que pasar por encima de su cadáver antes de cerrar un solo pozo en Hunosa?

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