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DANDO LA LATA

Tragicomedia

El brote de coronavirus detectado en bares "de ambiente íntimo"

Diario del coronavirus.

Sí, estamos viviendo una tragedia mundial con millones de enfermos y cientos de miles de fallecidos. Está claro. Y ahora nos vemos en la desasosegante situación de tener que reconocer que somos mucho más débiles de lo que creíamos y que nuestras estructuras se vienen abajo cuando el meneo es de cierta intensidad.

Pero en medio de este espanto también se encuentran detalles cómicos. Porque parece una broma que los tres mandatarios que llamaron a enfrentarse al coronavirus a pecho descubierto se hayan contagiado. Johnson, Bolsonaro y Trump se han visto obligados a pasar por los servicios médicos. El primero, como Pablo de Tarso tras caer del caballo, vio la luz; pero no creo que exista luminaria lo suficientemente potente para que los otros dos abran los ojos de una vez.

Lo de los puticlubes de Gijón es una historia perfecta para una película de Pajares y Esteso. Que se produzca un brote en un local de "ambiente íntimo" y que los rastreadores tengan dificultades para localizar a los posibles contagiados tiene su gracia. Y bien que se guardarán algunos de toser o de quejarse de dolor de cabeza. Por dónde andarías metido, perillán.

Porque si todo síntoma es sospecha de infección, todo contagio es sospechoso de proceder del puticlub. Y a ver quién canta. Con razón no contestan a las llamadas de los rastreadores. Mejor aguantar a ver si se pasa que llevarse un sartenazo, dormir en una pensión y buscar abogado para el divorcio.

Y cuántos pobres inocentes a los que las PCR dieron positivo ahora están bajo sospecha de ser unos puteros. Porque la prueba no aclara la procedencia de la infección, no te dice si la pillaste trabajando o poniéndote tibio de cacharros en el chigre. Y, ya saben, piensa mal...

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