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José Manuel Ibáñez

Pesada mochila

Me levanto hoy como otro día cualquiera, pero con sensación de hastío ante lo que a diario se nos ofrece machaconamente, con nulo margen para al menos tener un resquicio de optimismo. Lo malo es que nos lo están fiando muy largo para la vuelta a una normalidad que añoramos, que la teníamos ahí y no le dábamos la menor importancia por considerarla rutinaria y segura.

Pero aún resulta peor que en todo este trayecto muchas personas se han quedando por el camino, y otros, básicamente los de cierta edad, amargados en la última etapa de su vida, pues justamente por eso tienen más números de la negativa “rifa” que sortea la pandemia.

A todas horas nos saturan con noticias desalentadoras, no solo del covid, sino de los constantes desencuentros entre las fuerzas políticas del país, con lo que nuestro día da comienzo, y acaba, con ficticia mochila cargada con peso imposible de soportar.

Los grupos políticos, cuando todo indica que dada la situación actual deberían aparcar sus rencillas e intentar pensar en el bien general, y no en el particular de ellos y los suyos, pues no. El uno lastrado por un socio que le condiciona al máximo, al que hace unas fechas repudiaba, y el otro mirando constantemente a su derecha, que hace tiempo le está comiendo la tostada, y como se descuide...

Quedan también los nacionalistas, siempre ganadores en cualquier río revuelto, y beneficiarios en detrimento de otras autonomías del oro y el moro con sus perpetuos chantajes

A los ciudadanos de a pie la mochila ya no soporta ni un gramo más de tantos desatinos, palabrería hueca, o el recurso habitual de mentar al de enfrente, pero la de ellos, que posiblemente tenga también su peso por culpa de su intolerancia, prepotencia e ineptitud, les resulta más liviana, dado que se la llevan los consabidos porteadores, prestos a “ayudar a su señor”.

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