Agua, medicamentos, vacunas contra el covid-19, big-data, invernaderos, calor de geotermia, turistas... Las minas cerradas dan para mucho, menos para extraer el denostado carbón. Las alternativas al mineral se suceden más en forma de propuestas que de realidades. Los pozos de Hunosa van acumulando candidaturas para volver a la actividad en un casting aún por resolver. Y sobre la compañía se suceden los pronunciamientos para que se convierta en un referente de las energías verdes. El grave problema radica en que las minas se clausuraron sin que se definiera y ejecutara la transición de la economía carbonera a una que intente reactivar sus comarcas. El carro adelantó a los bueyes y no dejamos de tropezar. Quedó el vacío. Y la pandemia sirve de excusa para casi todo. Sobra decir que urgen realidades. Que tanta propuesta se materialice en actividad y empleo. Porque, por ahora, todo y nada es lo mismo.