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Objetivo: igualdad

La negociación de la empresa Iberdrola con los trabajadores

Iberdrola es una gran empresa española, a la cabeza del Ibex-35, implantada también en muchos países y continentes. Emplea en el mundo a unos 35.000 trabajadores, de los que casi 9.000 están en España. En el año 2019 el Ebitda (beneficio operativo) de Iberdrola en todo el mundo fue de 10.104 millones de euros, de los que España aportó 3.981; es decir, España con el 26% de la plantilla aportó casi el 40% del Ebitda mundial.

Iberdrola, pese a la delicada situación económica en el mundo a consecuencia del covid-19, continúa creciendo y obteniendo multimillonarios beneficios económicos. Una parte de estos excelentes resultados corresponden al buen hacer de sus trabajadores, indudablemente.

Las expectativas económicas que la Empresa baraja para el periodo 2020/2025 son estas: invertirá en el mundo la nada desdeñable cifra de 75.000 millones de euros (14.300 en España); estima un beneficio operativo (Ebitda) de 15.000 millones de euros y unas ganancias netas de 5.000 millones de euros; calcula que repartirá 19.000 millones de euros en dividendos a sus accionistas; un bonus de al menos 200 millones de euros para la cúpula directiva entre 2020 y 2022 (de los que 20 corresponderían al Presidente).

Como Empresa “modelo” y “socialmente responsable”, una parte de este éxito económico lo revierte a la sociedad en forma de patrocinio social. En la actualidad ese patrocinio lo ejerce en la promoción del deporte femenino, un acierto incuestionable. Con el eslogan “Objetivo: Igualdad”, muy adecuado para corregir la brecha de género, realiza una decidida apuesta por la homologación entre hombres y mujeres. A esta extraordinaria tarjeta de presentación hay que ponerle un “pero”.

En la actualidad se está negociando el 8.º convenio colectivo para sus trabajadores en España. El Presidente de Iberdrola no desaprovecha ocasión para trasladar lo orgulloso que se siente con la plantilla a la que califica como el mejor activo de la compañía. ¡Y tiene razón!

“Pero” la realidad es bien diferente; Iberdrola ofrece a sus trabajadores un convenio plagado de retrocesos en todos sus aspectos. Recortes salariales y sociales para los trabajadores en activo, también para los ya jubilados e incluso para las futuras incorporaciones.

Como bien dice el Presidente, los trabajadores somos parte del éxito de la compañía y queremos que se nos reconozca económicamente con un convenio justo, acorde con la situación de la Empresa y sin poner en peligro su viabilidad.

Como reza el eslogan de Iberdrola, los trabajadores también “reivindicamos la Igualdad como objetivo”; las mismas condiciones salariales y sociales para todos los trabajadores, los actuales y los futuros. Porque, sí, el vigente convenio no es igualitario; convenio tras convenio se fueron modificando a la baja las condiciones en función de la fecha de ingreso de cada trabajador en la empresa; lo que ahora se pretende es profundizar mucho más en las desigualdades, a la vez que eliminan derechos a los que ya están fuera de la empresa (los actuales y los futuros). Como el objetivo es la igualdad, todo eso hay que corregirlo; que mejor ocasión que ahora, cuando la empresa está en un momento álgido, “es el momento de la homologación definitiva”. Pedimos a Iberdrola coherencia en su discurso. Reclamamos nuestra parte como pieza indispensable del engranaje, al igual que los accionistas, al igual que los directivos.

Llegados a este punto, nadie en su sano juicio entendería que se aceptasen pérdidas de derechos, reducciones salariales y sociales, (10% de reducción de salario para los nuevos ingresos), incrementos salariales ligados al consecución de objetivos que establece la propia empresa año a año (Ebitda), en vez de tener como referencia al IPC; en definitiva, salarios repartidos en una cada vez menor retribución fija y una cada vez mayor retribución variable en manos de las jefaturas. Los trabajadores no lo aceptamos.

Solo un reducido grupo de “representantes sindicales”, con una clarividencia fuera de lo corriente (todos conocemos los groseros e inconfesables secretos que les llevan a echarse en brazos de la empresa), quieren hacer cenizas los derechos adquiridos y profundizar en las actuales desigualdades de la plantilla.

Para llevar a término esta serie de pérdida de derechos y recortes de todo tipo, la representación empresarial dispone de esa inestimable herramienta (que dicho sea de paso, ella misma creó). Ese reducido pero endémico grupo de “representantes sindicales”, acomodados, son incapaces de explicar las bondades de un preacuerdo que tienen firmado con la empresa. Como no son capaces de explicarlo es la propia empresa quien, a través de correos electrónicos a todos los trabajadores, se está encargando de hacerlo. Muy sospechosos los silencios de unos y los nervios de los otros.

Son ATYPE (sindicato de la Empresa), SIE (sindicato corporativo del sector eléctrico) y USO (en peligro de extinción en Iberdrola a pesar de las inestimables ayudas de la empresa). En contra del preacuerdo están UGT, ELA, CC OO (firmante del preacuerdo, pero que no lo va a ratificar) y CGT con un 4,64% de los delegados electos (sin representación en la mesa de negociación).

La composición sindical en la mesa de negociación es la siguiente: UGT, 3 representantes con el 24,86% de los delegados electos.

SIE, 3 representantes con el 20,22% de los delegados electos.

ATYPE, 3 representantes con el 20,04% de los delegados electos.

CC OO, 2 representantes con el 14,84% de los delegados electos.

USO, 1 representante con el 8,72% de los delegados electos.

ELA, 1 representante con el 6,49% de los delegados electos.

Una mesa con 13 miembros, 7 que aceptan el convenio y tienen el 49% de delegados electos y 6 que no lo aceptan y tienen el 51% de los delegados electos.

Es cierto que en Iberdrola tenemos un problema que solo los trabajadores podemos resolver y a día de hoy no hemos hecho: unos “pésimos profesionales del sindicalismo” que en algunos casos llevan demasiado tiempo sin pasar por un puesto de trabajo y están entregados a la empresa a cambio de prebendas personales.

¿Se atreverán a firmar un convenio pernicioso para todos? (Actuales, pasados y futuros). Esperemos que por una vez el sentido común se les aparezca y escuchen el clamor de la inmensa mayoría de los trabajadores.

¿Se atreverá la empresa a firmar un convenio teniendo en contra a los dos grandes sindicatos de clase de este país? Y lo que es más importante, teniendo en contra a la inmensa mayoría del “mejor activo de la compañía”: los trabajadores.

Condiciones como las que se pretenden firmar en este convenio colectivo, no hacen más que ratificar que las jóvenes generaciones de trabajadores vivirán peor que sus padres; es más, ya viven peor que sus padres. ¿Es ese el legado que queremos dejar a nuestros hijos y nietos? Decididamente no. La primera obligación de un sindicato que se precie es combatir la injusticia allí donde aparezca. Esta máxima, ATYPE, SIE y USO en Iberdrola, la desconocen.

Ambos actores deben darse un margen para la reflexión y reconocer que los recortes a los trabajadores y las desigualdades no son el camino para mantener motivada a la plantilla ni son el camino para la deseable paz social.

Para finalizar, conviene aclarar el apartado de “plantilla” en Iberdrola. Desde el año 2012 hasta la fecha, de Iberdrola salen prejubilados cientos de trabajadores. Como preámbulo al inicio de la negociación del convenio, la empresa desliza a los medios de comunicación que le sobra el 15% de la plantilla, unos 1400 trabajadores. En 2021 saldrán prejubilados un número aún no determinado de trabajadores, que pudiera rondar la cifra mencionada. El compromiso de Iberdrola para los 4 años de vigencia del pretendido convenio que se “negocia”, es de 500 nuevas incorporaciones. La destrucción de empleo en Iberdrola no es traumática pero sí galopante y se traduce en cada vez mayor subcontratación de servicios así como una sobrecarga preocupante de trabajo para el escaso personal propio. Convierte puestos de trabajo dignos, estables y con derechos en otros inestables, peor remunerados y con escasos derechos laborales. Esa es la realidad.

Ahora es el momento de la igualdad real, ahora es el momento de la homologación plena. Los convenios son para mejorar, nunca para retroceder.

No es posible un convenio como el descrito en el mejor momento de Iberdrola.

Estamos a tiempo de evitarlo.

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