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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Otras pandemias

Esta mañana escuché que el consumo de tabaco mata a ocho millones de humanos anualmente. Y, de ellos, más de un millón eran fumadores pasivos. Si con el covid, cuatro veces menos letal, hablamos de pandemia, ¿cómo llamamos a esto? Y no pasa nada: el tabaco se cultiva, produce, comercializa y fuma sin problemas. Es más, en estos tiempos de mascarillas, en nuestras calles es habitual cruzarse con las caras descubiertas y las bocanadas de humo de los fumadores, para los que la norma parece interpretarse con mayor flexibilidad.

La OMS calcula que la contaminación atmosférica causa siete millones de muertes cada año en el mundo, diez mil de ellas en nuestro país. No son cifras menores que, sin embargo, no provocan una firme reacción general. De hecho, estamos deseando dar carpetazo al problema del coronavirus para recuperar plenamente la tóxica cotidianidad global.

Los expertos predicen un futuro en continuo sobresalto causado por nuevas formas de enfermar y matar a la especie humana, lo que significa que, ni más ni menos, hemos logrado convertir la Tierra, nuestro hogar, en un lugar cada vez más incompatible con la vida.

Si el simple hecho de vivir perjudica seriamente la salud, el hombre se las ha arreglado para acelerar y agravar ese perjuicio, lo que es simple y llanamente un suicidio o, mejor dicho, el suicidio de unos pocos y el asesinato de la inmensa mayoría.

Hoy aplaudimos los primeros pinchazos de la vacuna sin reparar en que estamos en el inicio de lo que puede ser la solución a una de las pandemias que nos afectan. Pero hay unas cuantas más, gravísimas, a las que no hacemos caso. Piénsenlo: de qué sirve protegerse contra el covid si el agua que bebemos es impura, el aire que respiramos, sucio y, en consecuencia, nos matan.

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