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Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

Severino Lamuño, un empresario de raza

Natural de San Mamés, en San Martín, desarrolló su vida profesional en Puebla, México

Severino Lamuño. | C. Cuesta

Severino Lamuño, un empresario de raza

Toda su trayectoria profesional estuvo marcada por el trabajo, el esfuerzo y unas enormes dotes para la empresa. Severino Lamuño Cuetos ha fallecido recientemente en la ciudad de Puebla en México. Un Astur mexicano de raíz y ventura con una historia sobresaliente a sus espaldas y el tercero de tres hermanos que conformaron la sociedad laboral Hermanos Lamuño. Una entidad de productos de automoción que en México se conoce como refacciones y que surtió de recambios a los talleres y concesionarios de todo el estado mexicano.

Severino Lamuño llegó a Puebla en los años cincuenta del pasado siglo reclamado por un pariente bien ubicado en esa ciudad colonial, hecha por y para españoles. Sus dos hermanos, Joaquín y Ángel, lo hicieron unos años antes. Natural de San Mamés en los altos de Blimea en San Martín del Rey Aurelio, fue una persona de sobrada inteligencia natural y junto a sus familiares organizó una empresa modélica dedicada a todo lo relacionado con el automóvil. En sus inicios se formó en tiendas y talleres especializados y con el tiempo y sapiencia los negocios funcionaron con perfección laboral lo que obligó a sus propietarios a ampliar sus proyectos de trabajo y acción. Desde Puebla y Ciudad de México las piezas de los carros y autobuses se movían en estado de gracia por todo el país y la empresa de raíz Asturiana fue un ejemplo de dinamismo y avance empresarial. Severino por su estilo y carácter se erigió en el cerebro y en las relaciones públicas de una factoría generadora de empleo y excelente negocio. Actualmente Hermanos Lamuño, refacciones exporta a varios países sudamericanos y mantiene contactos empresariales con España y Alemania especialmente de la firma Volkswagen que tiene fábrica en Puebla.

La muerte de Severino ha significado una gran pérdida para el empresariado de Puebla y especialmente para el mundo de la cultura y la obra social de esa ciudad tan española, pues este gentilhombre estaba muy volcado con los más necesitados y en silencio y sin dar publicidad sus apoyos nobles con esa causa le granjearon mucho afecto y entendimiento. Barichi como era conocido entre sus próximos falleció en silencio y sabiendo que todo su trabajo y apoyo a los demás fue su filosofía de vida. Un empresario de raza con negocios en México y Asturias, servicios inmobiliarios y aparcamientos, que supo hacer de su naturaleza vital un ejemplo de sabiduría y bondad. Severino Lamuño Cuetos y sus queridos hermanos ya están en ese paraíso bíblico reconfortados con esa paz eterna y sabedores de las buenas obras terrenales. Puebla de los Ángeles y San Mamés, lloran sin consuelo por un hombre bueno y piadoso que vivió con la moral humana cargada de razón, esencia y aprendizaje. Todo un modelo y enseñanza para muchos.

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