Durante la reciente nevada Antena 3 exhibió un reportaje sobre Maraña (León) y las condiciones de vida durante la última nevada. Nos recordó esta información las grandes nevadas del pasado siglo (1945 ó 1954) que vivimos en Felechosa en nuestra niñez y adolescencia, como el espaleo de los tejados ante la amenaza de derrumbe de casas o cuadras, los enormes carámbanos, que en algunas ocasiones propiciaban buenos sustos al desprenderse de cornisas o tejados, o las enormes paredes de nieve, que llegaban a ocultar el paisaje circundante.
Al margen de las vivencias citadas es obligado recordar el cansancio que originaba tantos días sepultados por las nevadas. Al inicio de las mismas disfrutábamos al verlo nevar y seguir día a día el incremento de su espesor. Pasada una semana y con la nieve por encima de las rodilllas ya notábamos cierto hastío y entonces deseábamos su desaparición por la serie de incomodidades que reportaba.
Maraña y Pajares. A estos dos pueblos les une una altura parecida (1.252 metros Maraña y Pajares 1.000) y una historia ligada a los largos y durísimos inviernos de tiempos pasados. Tienen otro punto en común: su aportación de esquiadores, algunos con destacados palmarés de ámbito nacional. En Maraña (próximo al Puerto de Tarna) incluso, tienen dedicada la plaza del pueblo a “Los Esquiadores”. Figuras destacadas de Maraña fueron Acacio, Balbuena (campeón de España), Cundi (olímpico en Grenoble), Donato, Fero y una mujer: Claudia. Por su parte los denominados “Galgos de Pajares” (Jesús Pérez “El Chusco”, Isaac García “Suso” y Ángel González “Gelito”) (sin olvidarnos de otros esquiadores de la capital de Lena), acapararon numerosos triunfos. “El Chusco”, por ejemplo, ganó nada menos que 11 Campeonatos de España de Esquí de Fondo. En febrero de 2011 “Los Galgos” fueron nombrados “Hijo Predilecto” de Lena. Ambos pueblos –Maraña y Pajares-– han sabido aplicar un sentido práctico a su aislamiento invernal en otro tiempo con el uso de los esquís para las atenciones domésticas.
Sin embargo hay otros aspectos que separan a Maraña y Pajares. En Maraña a lo largo de los siglos ha sido secular el aislamiento absoluto de noviembre a mayo, al menos hasta finales del pasado siglo. En Pajares no se producían esos aislamientos tan prolongados por su transcendencia en las comunicaciones de Asturias con la Meseta por carretera o ferrocarril. Los esquís que usaban los vecinos de Maraña eran puramente artesanales, construidos en el pueblo con madera y untados con brea, de calzado usaban bota de goma, mientras que en Pajares ya se usaban esquís más modernos facilitados por la Obra Sindical “Educación y Descanso” en un curso de aprendizaje celebrado en Valgrande en 1953. El pasado año, Maraña fue considerado por un estamento oficial como pueblo más rico de la provincia de León. Pajares por su parte ha tenido un destacado protagonismo en las comunicaciones de Asturias con la Meseta por carretera y ferrocarril.
Durante la guerra civil en la finca de “El Palacio” en Felechosa, antigua propiedad del Marqués de Camposagrado y posteriormente cedida al Ayuntamiento de Mieres, albergó durante la guerra civil un Batallón Alpino compuesto en su mayoría por soldados vascos, dotado con más de 500 pares de esquíes, de excelente calidad, abandonados en su precipitada huida al derrumbarse el Frente del Norte en octubre de 1937. Al final los citados esquís del Batallón Alpino fueron quemados en muchas casas de vecindad de Felechosa.
Sorprende que muchos pueblos altos de Asturias no hayan aprovechado las notables posibilidades que ofrecía el esquí en tiempos de nevadas (el ejemplo de Felechosa es bien patente) para desplazarse a las cuadras, corripas o gallineros cercanas para atender los animales domésticos como lo hicieron Pajares y Maraña. Aquí en Maraña, incluso, tenían su propia marca de calzado –Los Marañones–, tablas de madera atadas a madreñas o botas, conocidas también como raquetas, sistema muy utilizado en nuestra región.
