La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

Tani Arrieta, esencia del fútbol

El fallecimiento del que fuera uno de los mejores jugadores del Real Titánico de Laviana

Es tiempo de pandemia, de incertidumbre, de tristeza, de muerte... Y Tani Arrieta encontró a esa hermana muerte en estos días invernales cuando el frío y la borrasca azuzan con fuerza y riesgo. En su larga existencia su pasión humana fue disfrutar con un balón, aparte de otras actuaciones propias de una persona de firmes convicciones. Y comentó lo del balón porque Tani Arrieta fue un malabarista con la pelota. En su juventud el fútbol fue su manera de ser y pronto sobresalió como un jugador bravo, rápido y con la técnica de los grandes futbolistas. Su estilo deportivo estuvo sujeto al Real Titánico de Laviana y al Langreano en aquellos años cincuenta del pasado siglo. En los campos de Asturias y de todo el norte español Tani Arrieta marcaba de la diferencia por su inteligencia y estrategia futbolística. Las crónicas del momento lo apuntaban con titulares deportivos a cuatro columnas con la foto pertinente de un extremo veloz y gallardo. Los corresponsales deportivos lo tenían fichado por su olfato de gol. Y en ocasiones se situaba en la media campestre para repartir juego o como ariete para rematar balones imposibles.

Tani Arrieta, a la derecha, con Atanasio Vidal y el cronista José Ramón Alonso, en los años 50.

Tani Arrieta, a la derecha, con Atanasio Vidal y el cronista José Ramón Alonso, en los años 50.

Tino Blanco, vicepresidente del Real Titánico con Faustino Cuesta de Presidente del club del Alto Nalón –los mejores años del equipo– lo señaló en reiteradas ocasiones. “Tani Arrieta era un jugador aguerrido, muy técnico y conocedor del terreno que pisaba”. Cuando mejor estaba desarrollando su juego en el Real Titánico, el Langreano se hizo con sus servicios para firmar los mejores años de ese conjunto fabril. Era una tercera total con ascensos a segunda división en muchas ocasiones y una manera de interpretar el balompié muy distinta al momento actual. Helenio Herrera entrenador de altura lo vio jugar en Langreo y tuvo destacados elogios para un chaval que “lleva el balón en los pies, muy hábil y dribla con mesura consciente.” Tani Arrieta pudo escribir páginas estupendas en primera división pero las circunstancias y el entorno pudieron más y se quedó limitado en una tercera división de calidad, pero sin la proyección adecuada para un jugador de su valía y categoría deportiva.

Hoy la parca llamó a su puerta y se lo llevó en volandas, en silencio, sin apenas enterarse, sabedor de que la vida tiene su fin y que el momento final tiene un día y unas horas. Ayer estaba muy tranquilo por su Pola del alma paseando y tertuliando con su gente mientras analizaba con perspicacia la situación actual que nos toca vivir y dando ánimos al personal para intentar superar esta plaga diabólica. La muerte es sentido de vida y obra y Tani Arrieta junto a su pasión futbolera también escudriñaba en los clásicos de la literatura española, las artes de la horticultura y la gastronomía en su finca de la Chalana. Todo en él era pasión y arrebato. Y junto a su familia y la empresa de materiales de construcción forjó un camino concluido en este tiempo pandémico. Y la esencia del fútbol lavianés, junto a otros históricos locales, tiene una clarividente realidad cuya referencia es sin duda Tani Arrieta.

Compartir el artículo

stats