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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Bastante castigo

Me parece correcto que Villa no vaya a la cárcel y no comparto el ansia de ver al Tigre tras unos barrotes. El ídolo, como Franco, cayó por sí mismo, por la vejez y la demencia. Ahora de nada vale encerrarlo salvo para dar satisfacción a los que hoy buscan venganza tras cuarenta años de silencio cobarde.

Lo suyo era haber abierto la boca cuando Villa era Villa, cuando decidió sobrepasar la línea de la representación sindical y abordar el poder político, cuando rigió esta tierra “manu militari”, silenciando voces y doblegando voluntades, cuando su desaforado deseo de dominio causó graves daños a Asturias e irreparables a las cuencas mineras, cuando ponía y quitaba a todos los cargos relevantes de esta región, cuando en su mano estuvo la concesión de privilegios y la condena a las vías muertas. Entonces sí. Ahora ya es tarde.

Además, la tragicomedia del dinero “extraviado”, una chapuza reveladora de que esa cabeza ya estaba fallando, ha provocado que la mirada de la mayoría quedase fija en este último episodio, devolviendo al fondo del baúl de la memoria lo acontecido aquí durante casi cuatro décadas.

En esta tierra falta por afrontar el juicio político y social del villismo, que va muchísimo más allá de unos dineros blanqueados. Porque Villa ha caído como Capone, por una minucia. Pero lo verdaderamente grave, por lo que arrastramos secuelas permanentes, está sin juzgar. Y las decenas de cómplices que deben cuanto son al “amado líder”, y que actualmente llegan casi a negar conocerlo, ahí siguen, viviendo de los réditos del régimen. Algunos, incluso, dando lecciones de democracia, transparencia y amor por lo público.

Villa está bien donde está, en casa. La mueca de su rostro es la manifestación de un cerebro gravemente dañado. Bastante castigo es ese. Para él y, sobre todo, para su familia.

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