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Javier García Cellino

Velando el fuego

Javier García Cellino

Negacionistas

Las lecturas sociales y políticas del movimiento que rechaza la existencia del covid o resta gravedad al impacto de la pandemia

No resultaría muy difícil confeccionar un álbum con algunos de los muchos ejemplos que a lo largo de los siglos continúan formando una nueva historia interminable (siempre los mismos o parecido relatos contados desde dentro de la propia historia) y que tuvieron como protagonistas las obstinadas luchas contra la razón y la ciencia.

Desde el astrónomo y filósofo Galileo, que fue condenado por la Inquisición, tras afirmar que la tierra y los planetas giraban alrededor del sol, hasta, por citar solo algunos casos, llegar a vetar la existencia del Holocausto, existe un pasillo amplio, sembrado de intereses diversos, que obstaculizan cualquier certeza, ya sea médica, científica, histórica…

Ni el sida no hace mucho tiempo o el covid-19 ahora han logrando escapar de esta retórica negacionista que sigue cosechando adeptos. Sumergirse en los motivos de esa brecha sería una tarea ardua, sin duda, pues son variadas las explicaciones que se han ofrecido para intentar entender el proceso.

En una de esas tantas radiografías, y de nuevo a título de ejemplo, según Xavier Sardá la tendencia al rechazo tendría su correspondencia con “personas de clase alta fachorra y sus pulsiones negativas equivaldrían a la última reacción de los denominados snob”. Continuando con este análisis, hay a continuación unas frases que bien merecen ser consideradas: “lo trágico es que se unen al gremio gente currante que de este modo se sienten de los elegidos”.

En un primer momento pudiera parecer una estupidez este modo de proceder, mas si se ahonda un tanto veremos que llegar a formar parte de una comunidad distinta, peculiar, aunque sea tan estrafalaria como esta, ha sido siempre el modo de comportarse de algunas personas. Lo peor es que en muchas ocasiones el viraje lo hacen hacia posiciones ciertamente peligrosas: las teorías contra el cambio climático están muy vinculadas a tendencias próximas al trumpismo, o la obstinación contra las políticas de igualdad tiene mucha relación con la extrema derecha del este europeo.

Todo lo cual me lleva a recordar a un buen amigo que dice que desde que salimos de casa tenemos la música de la política metida dentro de la cabeza.

Y como quiera que esa música suena de modo distinto según quién esté al piano, no resulta extraño que quienes niegan el covid-19 (es una gripe sin más importancia, sostienen) se hayan alineado ahora con los que se encuentran en las trincheras que combaten las vacunas. Un frente dispar en el que se mezclan distintas causas: falta de información en algunos casos, miedo a la reacción en otros, cautela sin más y estrategias políticas para desgastar a este gobierno. Un abigarrado “totum revolutum” del que sólo se beneficia el bicho de turno.

Cuando estaba terminando esta colaboración me contaron la última hazaña (al menos de momento: ya se sabe la fragilidad que tiene cualquier noticia) de un grupo de adeptos a los rechazos. Parece ser que han puesto en circulación un vídeo que se ha hecho viral (cuando me lo comentaron el bulo andaba por Italia) y según el cual la nieve que ha caído estos días no tiene tal nombre. No se trata de los conocidos copos y mantos de nieve que todos hemos visto, sino de un mar de plástico.

La prueba es sencilla, dicen: coja usted en la mano un pedazo de nieve, acérquelo al fuego y verá cómo se convierte en un trozo de plástico. Y todo ello, digo yo, sin necesidad de hacer salir ningún conejo de la chistera. “Cosas veredes, amigo Sancho”. Y más en estos tiempos en los que no hace falta ir a Lourdes para contemplar milagros. Con las redes ya basta. En fin.

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