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José Manuel Ibáñez

Deterioro

Pobreza, desigualdad, falta de oportunidades, vivimos una crisis social

Últimamente salgo muy poco, lo justo, pues no está el horno para bollos, para efectuar las necesarias compras, y poco más, pero ello no resulta óbice para contemplar el visible deterioro, diferencias y penurias que existen en nuestra sociedad.

La mendicidad en sus diversas variedades se ha extendido cual mancha de aceite, y resulta fácil deducir que la inmensa mayoría –aunque algún pícaro queda– no lo hace por gusto, e incluso les habrá costado llegar a este extremo y penosa situación.

Vuelvo a toparme con personas rebuscando en los contenedores a gentes no mal vestidas, reflejo de una mejor vida anterior, buscando desperdicios de una sociedad que en algunos casos sigue “fatiando” de su buena vida, despreciando a los que la suerte abandonó.

Los datos actuales son escalofriantes, superando con creces al Auxilio Social de la posguerra, con diferencias que cada vez se ahondan más, con millones de personas dependiendo exclusivamente de las ayudas de diversas entidades, o comedores sociales, para poder ellos y los suyos tener que llevarse algo a la boca. Lo peor es que las cifras siguen creciendo hasta límites insostenibles.

A ello habría que añadir una desigualdad que resulta patente en todos los aspectos de nuestra vida.

Ejemplo visible puede ser el mercadeo y venta por parte de las empresas farmacéuticas de los viales de la vacuna covid a los mejores postores, pese a los compromisos firmados, pagados y financiados por la UE.

Mercaderes puros y duros que no tienen empacho ni vergüenza en jugar con algo tan sagrado como resulta la salud de cientos de millones de personas. Son insaciables, y todo les parece poco.

En este tema también en variados sitios cuecen fabes que muestran el deterioro de la sociedad, por lo que para que les voy a contar lo de un Obispo balear, o lo del “jefazo” de los militares, entre otros tantos. Lo de la “igualdad” resulta pura utopía.

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