Resulta toda una constante el encontrar en diversos establecimientos hojas de recogidas de firmas para apoyar a colectivos o asociaciones en sus reivindicaciones, ya que seguramente están cansados de hacerlo por las vías que la divina burocracia les marca, y ni casu. También mediante mesas petitorias o incluso vía internet.
Habitualmente firmo, pues suelen ser causas justas, aunque tan solo sea por las personas que se dedican a ello con el objetivo de mejorar su entorno o el bien general que puede aportar beneficios al conjunto de la sociedad.
Lo cierto es que soy poco optimista en cuanto a los resultados, pues no conozco ningún caso en que las firmas hayan conseguido lo demandado. Si acaso, alguna mínima concesión.
Aquí en Langreo tenemos pruebas fehacientes de ello y cito unas cuantas: diez mil firmas se presentaron en el Ayuntamiento tras el cierre del Polideportivo de Pénjamo. Ahí sigue en plena ruina. Nada menos que cuarenta mil, con manifestación multitudinaria incluida, se presentaron para ubicar el Centro de Parapléjicos en Barros, ¿resultado? con solo una –la de Zapatero– se fue a “su León” natal, aunque quedó la pedrea con sucedáneo que actualmente utiliza el Credine.
La semi-privatización del agua genero múltiples protestas y las consabidas firmas. Al final nada de nada, con el añadido de que los precios se duplicaron.
Otras cinco mil firmas no impidieron enviar al destierro a la Virgen del Carbayu, patrona de Langreo, al Hogar Virgen del Carbayu de Ciaño que gestiona el ubicuo Padre Ángel. Se ve que su visión en la hornacina situada en el Ayuntamiento les molestaba. Por lo visto hay que ser todos de su misma cuerda.
Todo mi respeto y ánimo a las personas que se dedican a esta labor, además recibiendo algún “bufonazu” que otru, que simplemente piden lo que deberían recibir de puro oficio por parte de quienes nos gobiernan, muy preocupados por no incordiar a “los de arriba”.
