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Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

La pandemia todo lo trastoca

La actuación del Gobierno de coalición ante la grave situación que se está viviendo

Vivimos malos tiempos ocasionados por una pandemia derivada de un virus imposible y traicionero y, por si fuera poco ese mal planetario en nuestro País, la situación se ha vuelto muy negativa; con visos de ir hacia una bancarrota salvo que lleguen esos dineros europeos y nos alivien la maltrecha economía. En un escenario político y social complicado, el Gobierno de Sánchez y sus acólitos de apoyo, Unidas Podemos, está ofreciendo un espectáculo lamentable ante los ciudadanos que observan en esos enfrentamientos casi diarios un rocambolesco circo con malos augurios. Y estos actos, impropios de unos políticos con solvencia de Estado, resultan poco edificantes para un país moderno y con deseos de avance y progreso.

Y aparte de esa pandemia maléfica que todo lo estropea, los gerifaltes gubernamentales deberían actuar en conjunto y con cordura leal, para demostrar su espíritu de consenso y demostrar ante sus súbditos que trabajan con entusiasmo y ganas de llevar a buen puerto este país llamado España. Pero lo que se traduce de sus habituales encontronazos es un mal momento estatal y con poca gobernanza. Además, algunos de los ministros que conforman este Gobierno están ocultos no se sabe dónde; apenas se les conoce y con una imagen exterior muy poco edificante mientras la violencia callejera en Barcelona y otras ciudades españolas por el encarcelamiento de un músico rapero insolente refleja el desconcierto y la abulia de las autoridades ante hechos lamentables en un Estado de derecho. Cada vez existe menos justicia, la ley es sagrada y hay que respetarla, los tres poderes del Estado son intocables y la democracia nuestro mejor sistema de convivencia.

El país está sufriendo los brotes de la pandemia, pero también la mala praxis de un Gobierno en coalición poco serio y responsable. Muchos ministros van por libre, opinan estupideces, actúan –en ocasiones– con poca ética, y la oposición a verlas venir y casi contemporizando sus hechos políticos. Malos tiempos con una economía debilitada, un turismo hundido, miles de empresas cerradas, un paro juvenil desgarrador y el desempleo general bajo mínimos. El panorama es desolador.

Quisiera escribir con un sentimiento positivo pero la realidad es tozuda y los actuales gobernantes no están a la altura de este momento pandémico. No caben justificaciones, aunque para algunos puede haberlas; lo cierto es que España cada día está más perdida, sin identidad, alejada de sus sensaciones patrias y una nación vista por nuestros vecinos europeos como un territorio de farándula y enganchado a políticas equivocadas, a la mentira y a la algarabía. Los independentistas catalanes con sus ideas trasnochadas han hecho un flaco favor a esta piel de toro histórica, geográfica y solidaria, con un Gobierno central permisivo y casi cómplice de actuaciones incomprensibles.

Es urgente un cambio de actitud política, más responsabilidad gubernamental con políticas de Estado básicas, leyes más reales y eficientes, más entusiasmo ministerial, menos palabras vacuas y un limitado despilfarro en tanto ministerio sin sentido y vacío de contenido, y lo importante: más entendimiento entre los partidos constitucionalistas para alcanzar buenos propósitos de altura y progreso. Y es que la pandemia todo lo trastoca y nos convierte en seres anodinos, miedosos, tristes, dubitativos, alicaídos y con poca ilusión de vivir. Al igual que los políticos, pero ellos con una hogaza bajo el brazo y algo más.

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