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Luis Alonso Vega

Desde la Meseta

Luis Alonso-Vega

Confinados

El hallazgo de viejos recuerdos mientras se está encerrado en casa

Eso de obligarnos a estar en casa, en una residencia o un hospital, es duro de narices. Para algunos significó dedicarse a la cocina, otros a la música, a la familia de los grandes o pequeños, volcarse en la lectura de viejos o nuevos libros y, como cosa excepcional, echar una ojeada a latas de galletas que contenían fotos antiguas, recordatorios de Primera Comunión, bodas o defunciones. Y vaya sorpresa la que nos hemos llevado. Yo al menos y ustedes creo que también.

Una de ellas les cuento, porque fue al inicio de este mes de marzo. A media mañana me llamó por teléfono una prima segunda que vive en Madrid, aunque su nacimiento fue en Oviedo. Después de un largo prologo de saludo, entró en materia. Que enredando en un misal de su madre, se encontró con diferentes, clásicos y viejos recordatorios, entre ellos el de mi Primera Comunión, la defunción de mi madre, la de su abuela Ramona hermana de la mía Brigada y, la mayor de todas, el recordatorio de nuestra bisabuela, madre de las mencionadas anteriormente, que se llamaba Isabel.

Si para mi prima fue una sorpresa lo de la bisabuela, para mí no fue menos. Yo nunca había oído hablar de ella, ni nunca oí mencionar Isabel a Brigida el nombre de su madre, incluso el nombre de su padre, José.

Quedó mi prima en enviarme una copia de todos los referidos recordatorios, bien por internet o cualquier otro sistema copiativo. Y es que los confinamientos dan mucho de sí, con tanta limpieza y encerramiento en las casas.

No tirar nada antiguo. Es historia de nuestras casas y recuerdo emocional de los que vivieron en ella.

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