Es necesaria para todo tipo de circunstancias. Y me refiero a las guías que conocí hace ya muchos años. La primera que recuerdo data 1950 y era la de los ferrocarriles. Entonces, imprescindible en las casas por ser el medio de transporte más usado. Con el tiempo, los autobuses, los taxis, el gran turismo, fue sustituyendo en algunos recorridos al tren.
Debemos recordar que solo en Oviedo había tres estaciones: Renfe, Económicos y Vasco, con diferentes destinos y un montón de horarios. Luego llegaron los Alsa, Álvarez González, Fernández, Castromocho, y El Carbonero, probablemente, alguna compañía más que no recuerdo. Todas ellas tenían su tablón a la vista con sus horarios y destinos, guías más sencillas que la de los ferrocarriles. Con la mejoría de las carreteras, llegaron las guías necesarias para los que circulábamos por las mismas, enseñándonos nombres de pueblos, distancias kilométricas, nombres de hostales y restaurantes, farmacias y gasolineras.
Y ahora, aunque ustedes no se lo crean, tendremos que hacer guías para políticos, ya que algunos de ellos, o bastantes, están perdiendo la brújula y, por tanto, su norte. Por ejemplo, que se lo digan a Pablo Iglesias, que deja la Vicepresidencia para intentar ganar un puesto en la Comunidad madrileña. Otro, como ejemplo, lo tenemos con Toni Cantó, que ya va pisando, creo recordar, cuatro partidos políticos diferentes: otro que precisa una guía orientativa.
Y no sigo, porque nos haría desarrollar un montón de guías imprescindibles.
