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Tribuna

La paulatina decadencia de la tonada asturiana fuera de los concursos

El declive en el número de actuaciones y el aumento del desconocimiento de la canción asturiana

Jorge Tuya y Luis Estrada, en las fiestas de San Xuan de Mieres. | LNE

Desde hace muchos años los que me conocen, saben que todos los años hago una relación de actividades ya realizadas, y las comparo por años, y por largos periodos de tiempo, para comprobar el avance o retroceso de este arte. En marzo de 2020 tenía pensado decir algo al respecto, pero la llegada del maldito covid-19 lo paralizó todo.

Ante tanta incertidumbre he decidido, una vez más, dar mi opinión públicamente sobre el momento que vive la tonada asturiana fuera de los concursos.

Desde que tenemos conocimiento de nuestro cante autóctono, sabemos que siempre ha participado en mayor o menor medida, en los eventos tradicionales que son el centro de la vida social y cultural de todos los pueblos, y así ha llegado hasta nuestros días.

El momento actual nos otorga conocimiento de una realidad que existe y nos dice, que sin escenarios fuera de los concursos hace muy difícil la supervivencia de la tonada y su expansión. La defensa de esos escenarios es la defensa de la tonada. En los últimos años, las actuaciones de tonada asturiana fuera de los concursos cayeron paulatinamente en toda la región. Todo ello propiciado por las decisiones que fueron tomando muchas organizaciones de fiestas y de otros actos culturales, de no incluir la Toná en sus programaciones. Tanto es así, que, si hacemos la comparación de dos periodos de tiempo, el primero que va desde el 1 de enero de 1990 hasta el 31 de diciembre de 2005 y con el segundo periodo de tiempo que va desde el 1 de enero de 2006 hasta el 12 de marzo de 2020, la caída de actuaciones en todo el segundo periodo respecto al primero es del 54 %, una caída muy fuerte y ciertamente preocupante para este género.

Además, la continua reducción de festivales en los pueblos de Asturias propicia el desconocimiento en las generaciones actuales y alimenta el olvido en las generaciones anteriores de este arte, incluso en los lugares donde fueron cuna del mismo.

El gran afán de los intérpretes es dar a conocer la tonada, no solo como canto regional, sino como una expresión artístico-vocal que se encuentra a la altura de los grandes géneros, rica matices y de colorido inagotable, y donde el éxito y su máximo esplendor se forja en la máxima capacidad del intérprete y en lo mejor y más profundo de su expresión artística, y con ello ir sembrando esos valores en la condición del ser humano y en las nuevas generaciones. Aunque somos conscientes de su dificultad, todos los hombres y mujeres del mundo de la Toná seguimos apostando por colocar a la tonada en el lugar que se merece. Para ello trabajamos día a día ya que estamos convencidos que en un terreno abonado convenientemente lograría su máxima proyección.

De seguir con esa tendencia, la toná perderá mucho del camino recorrido y entraría en el olvido parcial de un tiempo pasado de nuestros ancestros que fueron los creadores del cante que nos singulariza como pueblo.

Es muy difícil construir cuando lo que se hace hoy para muchos es pasado, porque no participaron en lo que se hace hoy. Y con esa filosofía de vida ellos nunca construyen y, por tanto, nunca hay nada en que apoyarse para seguir creciendo y de ahí que la tonada se encuentra en parte rechazada. Que la crisis no se pueda evitar es muy cierto, repito, pero afirmo y sostengo que se han podido y que se pueden todavía aminorar sus efectos.

Una vez más hago un llamamiento solidario en defensa de la Toná a todas las organizaciones de actos culturales, sociales, fiestas y sobre todo a las instituciones, para que incluyan la toná en sus programaciones. Aún con todo ello no será fácil, pero en ningún caso imposible, creo que además de contribuir a desarrollar este cante, se cumpliría un objetivo, no menos interesante, como sería el conservar el legado de nuestros ancestros.

Este tipo de canto tradicional, de tipología popular, se caracteriza por la transmisión oral a lo largo de los años y, pervive, sobre todo, en los concursos que impulsa las distintas asociaciones culturales de este género con el apoyo en más o menos medida del ayuntamiento de la zona. Son muchos los cantantes, tanto hombres como mujeres, que a lo largo del año compiten en ellos y mantienen vivo este cante ancestral. De disminuir los concursos de tonada asturiana y de no conseguir mantener y ampliar los escenarios fuera de los concursos, desgraciadamente la toná emprendería el camino del olvido.

El Museo de la Tonada, tal y como estaba planificado en su día sin duda, habría sido el verdadero motor de la tonada asturiana con capacidad para introducir la tonada en la enseñanza reglada. La práctica y la difusión dirigida a todas las edades y la aportación de conocimientos de tonada al mundo. Actividades docentes, e investigadoras y de desarrollo en torno al arte de la tonada asturiana. Lo que también generaría es que estudiosos, aficionados e intérpretes tendrían una cita permanente con el museo por ser un espacio vivo, dinámico y manantial de música. Y el lugar donde ir para conocer, saber y formarse como intérprete de la tonada, y también, la base de su consolidación y divulgación en todas las modalidades de este cante que son muchas y muy variadas. Teniendo muy en cuenta el lugar geográfico donde se desarrolla y la expresión artística nativa de la zona para conservar sus orígenes.

El gran problema de la canción vernácula en Asturias es que nunca ha existido un organismo que velara por la tonada asturiana de una forma clara y contundente, fijando conceptos, recopilando las tonadas, investigando y divulgando el cante que nos identifica como pueblo. De haber existido ese organismo se hubiera evitado el proceso de decaimiento progresivo que no ha cesado desde hace muchos años, y nos sitúa en la triste realidad actual. Muchos aficionados han salvado lo que han podido y otras muchas cosas sean perdido para siempre.

En el año 2015 recibíamos la noticia de que la tonada asturiana, o asturianada, era declarada Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial, lo que supone una protección específica para este tipo de música y la obligación del Principado de promocionar su uso y divulgación. En ese momento pensábamos que esa protección podría ser una solución a los muchos problemas que tiene la tonada para mantenerse y proyectarse en muchos ámbitos. Han pasado varios años y nos encontramos con más decadencia que la que teníamos en 2015. Una vez más está muy claro que el gran problema actual de la tonada para su mayor proyección reside en la poca aceptación e invitación a la participación en otros ámbitos que no sean los concursos.

Hay gente que está trabajando mucho, que promueve, organiza, que vela por el espíritu, la vigencia y el esplendor de la tonada. Pero, sobre todo, lo más importante es la gente que hay detrás como los aficionados que son los que verdaderamente hacen presente y le dan futuro.

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