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Mi propia banda sonora que sigue sonando

Los grupos que descubrí mientras viví en la cuenca minera asturiana

Algo que quizás sigue ahí presente en el fondo, actuando de banda sonora para tus recuerdos y que forma parte de la huella que un sitio que fue casa durante un tiempo deja en la mente, es la música, que suena en las calles o que pertenece al ámbito cultural de tal sitio.

Claro que en Asturias hablamos de la gaita y el papel importantísimo que juega en la cultura y la vida. Para mí era algo que aprendí en mis primeros días como residente en la cuenca minera cuando, durmiendo en mi cama un día por la mañana sin poder mover ni un músculo por culpa di a mi primer encuentro con la sidra, escuché el sonido de la gaita en la plaza de fuera. Luego averigüé que era una boda.

Fue un momento, cuando trate de acordarme de que si realmente estaba en ese momento en el norte de España o que quizás, gracias a la resaca nueva de la sidra, que me había sumergido en un agujero negro que me permitía volver atrás en el tiempo, hasta cuando aún estaba en Escocia.

Jorge Ilegal | Juan Plaza

Jorge Ilegal | Juan Plaza

El mismo sonido que años después iba a sonar por la calle principal de Glasgow -en pleno invierno durante el mítico festival de Celtic Connections- por mano de una colega de Barros, que me permitió localizarla sin problemas cuando salí de la estación a buscarla.

Pues agradecido estoy de que pude realmente formar un conocimiento de la importancia de ella, pero por otra parte también pude disfrutar -y aprovechar- de esa mina llena de riqueza de lo que es la escena musical de Asturias, y las similitudes que hay con la escena de aquí en Glasgow -que fue nombrada por la UNESCO Ciudad de Música en 2008-.

Fueron breves o largos momentos juntándose, como lo de escuchar a Chus Pedro cantar sobre El Pozo Fondón con “Nuberu” mientras iba a mil kilómetros por hora por El Negrón con un entonces desconocido tío de Blimea hasta Madrid a ver el Sporting, en la época de Preciado a sacar tres puntos. También mi shock cuando tropecé con Jorge Ilegal en Oviedo en plena calle cerca de Gascona, de intentar acordarme de alguna letra de “Embrujada” de Tino Casal cuando pasé por Tudela Veguín en el tren cuando iba a hacer unas compras en el Centro Comercial este del edificio Calatrava, muerto de esa misma resaca sidrera, de hablar con un técnico de sonido aquí en Glasgow sobre lo flipante que era trabajar en un concierto durante el LEV Festival en La Laboral en Gijón o llevar un grupo desde Glasgow a tocar en la Plaza Feijoo durante San Mateo hace un par de años.

O momentos como la noche que realicé mi sueño de ser cantante cuando canté algunos hits de grupos como “Coldplay” y “The Beatles” en el sótano del Langrehotel durante un cumpleaños con unos músicos verdaderos -nada menos que Javi Vallina de “Bueno”- después de hacer un par de ensayos entre libros en una biblioteca hecha local de ensayo en La Nueva, a un tiro del Ecomuseo minero Valle del Samuño.

Un músico/grupo que, por cierto, elijo cada vez que alguien me pregunta algo sobre mis conciertos favoritos, acordándome de aquel concierto de “Bueno” con los madrileños “Sex Museum” en el Acapulco hace ya más de una década como parte del 48.º Festival de Cine de Gijón. Lo que fue, si mal no me acuerdo, justo el primer concierto al que acudí a Asturias.

Si tuviera que elegir un tema simbólico para mi de mano de un grupo que pertenece a Asturias, quizás elegiría “Destruye” de “Ilegales”. No solo porque sea bueno, o que también suena un poquito como el tema que ayudó a meter la música de mi ciudad natal, Glasgow, bajo el foco -la de “Take Me Out” de “Franz Ferdinand”, o que lo incluye un mix mío que sonó en la radio aquí en Glasgow el otro día. Es porque cada vez que lo escucho, me pongo a pensar si el graffiti que había en un edificio del parque La Laguna en El Entrego que ponía “Destruye” en mayúsculas, que vi cada vez que daba un paseo por el Nalón, aún está allí. Cosas tontas, que quizás nadie que no fuera yo fuera a pensar, al menos sin otro tipo de resaca un poco menos fuerte -siendo por culpa de otra cosa fuera de sidra- aquí en el norte de Glasgow.

A un taxi, un autobús, un vuelo, dos autobuses y el Alcotán de distancia de mi vieja casa.

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