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Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

La Chalana, todo un futurible

La necesidad de recuperar un entorno incomparable en Laviana

El entorno de La Chalana en Laviana hace años que dejó de ser un rincón envuelto en paisaje y agua. Lo que significó un auténtico balneario natural en otro tiempo, actualmente es un rodal totalmente abandonado y sin visos de convertirse en lo que tendría que ser. Un parque fluvial con zonas de baños y lugar de encuentro y esparcimiento para oxigenar el cuerpo y deleitar el espíritu. Pero no. Por estos pagos no se valora en su medida una realidad medioambiental que pide a gritos que se remodele y constituya ese enclave que a todos nos gustaría. Son varias décadas que La Chalana es sólo el nombre y poco más con la entelequia por montera y el olvido por norma.

Los que tienen que actuar con diligencia y pasión no lo hacen y el pueblo llano hace su crítica pero se conforma con lo que observa. Muchos cantos rodados, poca agua y cierta suciedad en esas márgenes que un día aliviaron la dura canícula de entonces. Aunque sólo fuera por la popularidad del enclave acuático con su puente y sus contornos, sería de obligada acción recuperar su belleza y tradición para disfrute de una vecindad que en estos momentos, eso creo, le importa un bledo que este paraje siga en esa desmemoria perenne.

Y ese sitio con sabor y agarrado al cancionero regional sufre en silencio un trato incomprensible por esos poderes fácticos que necesitan grandes dosis de entusiasmo y viajar más a otros recintos de nuestra España donde con sus ríos y afluentes aprovechan, con poco gasto, n emplazamiento ideal para satisfacer las buenas sensaciones de solaz y divertimento contribuyendo a mejorar el turismo local y favorecer el amor por su reducto.

Lo que ocurre en La Chalana nadie lo entiende. Y protestar y reivindicar ese territorio para fines de expansión es predicar en desierto y perder el tiempo. Es una pena y todo son disculpas. No quiero culpar a nadie porque la culpa es de todos. Gobernantes y gobernados. Ahora por fin, una entidad popular como es URACAN capitaneada por el insistente Jerónimo González consiguió miles de firmas para llevar a efecto un proyecto de rehabilitación de ese andurrial. Por ahora todo papel mojado. Y si las gentes de aquí no se ponen en pie de exigencia ciudadana, La Chalana seguirá como hasta ahora, oculta en la amnesia de muchos y perdida en su laberinto burocrático.

Si queremos de verdad un turismo inteligente y doméstico, este ámbito de nostalgia y verdad podría evitarse que se convierta en todo un futurible. Pudo ser y no fue. Espero que las influencias en la Administración del Principado sean eficientes. La Chalana no se merece este trato.

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