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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Agoreros

La situación es complicada y las conjeturas no ayudan

Hace meses que dejé de ver los debates televisivos. Ni políticos ni del cotilleo. Nada. Cada día tengo menos paciencia y he de procurar conservar la que me queda. Pero me lo están poniendo realmente difícil. Porque estoy de los agoreros hasta el copete.

No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de que la situación general es complicada y que tenemos por delante un futuro bastante incierto. Pero no ayuda nada de nada la legión de llorones y difusores de horribles pronósticos que han anclado en casi todos los medios de comunicación. Porque, y vaya desgracia, las malas noticias venden más que las buenas y la mayoría de la población prefiere torturarse con oscuras conjeturas sobre un siniestro porvenir que intentar alegrarse el día con la colección de pequeñas cosas cotidianas que, objetivamente, son buenas.

Entonces, más que fijarnos en la vía de esperanza que suponen las vacunas nos concentramos en sus escasas consecuencias adversas. “Lo malo no es ahora; es lo que está por llegar”, me sacudió de buena mañana un tipo al que no le falta de nada, que ni siquiera necesita ir a trabajar para que le ingresen una paga generosa. Y en estos casos, que se repiten a diario, he de contenerme para no mandar a esparragar a toda esta colección de plañideros que parecen disfrutar con cada hipotética desgracia.

El titular del reportaje de una revista era formidable: “Las pandemias que vendrán tras el covid”. Hala, que viva el buen ánimo. Claro, y el núcleo de la Tierra podría reventar y un meteorito desorientado se nos puede venir encima y a lo mejor se apaga el Sol y quién sabe si los chinos liberarán más microorganismos letales. Pero entre tanto, a la espera de la próxima calamidad, ¿qué tal si tú y tus vaticinios os vais a hacer puñetas?

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