La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Manuel Ibáñez

El tiempo

La prolongada duración de la pandemia de covid y de la crisis económica que lleva asociada

No me refiero al meteorológico, sino con la rapidez que transcurre para determinadas cosas. Y lo lento que lo hace para otras.

El claro ejemplo de esto último es que, a cuenta de la pandemia, llevamos año y pico confinados de un modo u otro. Y no hay modo de que vislumbremos leve luz al final del túnel, con lo cual los días nos parecen semanas, como poco.

Tengo la impresión que hace cuatro días pagamos la viñeta del pasado año, esa multa encubierta que al menos debería permitirnos poder aparcar en sitios decentes. Y no tener que hacerlo en el quinto pino.

También llegó fiel a su cita Hacienda, por lo cual habrá que ponerse a hacer números y echarse a temblar, sobre todo las miles de personas que se acogieron a los ERTES que tendrán que pasar por taquilla y reponer un dinero que con seguridad ya tendrán gastado.

Las soluciones no llegan, el desempleo llega a cifras escalofriantes y los que tenían unos pocos euros de reserva ya los agotaron. Las llamadas colas del hambre ya son kilométricas y dando un simple paseo te abordan a diario personas que seguramente tuvieron una vida mejor con demanda de ayuda. Como contrapunto a tanta necesidad, hay individuos que se niegan ir a trabajar en puesto “chollu” de altísima dirección porque Avilés queda lejos de Oviedo. Lo dejo sin adjetivar, mejor.

Hace un tiempo confiábamos en que, con la llegada de la primavera, estaría todo más o menos normalizado. Crédulos que éramos, pues los obstáculos siguen surgiendo con fuerza. Y esto se asimila ya a un maratón por empedrado y descalzos.

Las soluciones no llegan y encima con el barullu y desbarajuste de las vacunas que nos hace dudar aún más, con lo cual la crisis se acentúa en todos los sectores. Por lo que hace falta un fuerte golpe de timón y no escudarse con Europa, que ya resulta demasiado recurrente cuando las cosas van mal.

Al final lo dicho. Qué largo se nos está haciendo todo y qué corto para cumplir con las obligaciones fiscales que no nos perdonan ni una.

Compartir el artículo

stats