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Pedro Rodríguez Cortés

Historias de la comarca

Pedro Rodríguez Cortés

La emigración allerana

Repaso a un siglo de éxodo demográfico

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la emigración a América experimenta un notable incremento, con Argentina como principal punto de destino. A finales del citado siglo y principios del XX se incorpora Cuba en la demanda migratoria, incluso se consolida a partir de la pérdida de la isla. Recién terminada la guerra con Cuba, las sociedades asturianas dirigen un manifiesto al Gobernador Civil de Oviedo instándole a que disuada a los asturianos de viajar a Cuba por la situación caótica que vivía el país. En Aller destaca la alta emigración de Felechosa a Cuba en las dos primeras décadas del XX, rebasando los cien vecinos desplazados, propiciada en buena parte por la situación económico-sanitaria de sus pueblos y, sobre todo, para eludir la incorporación a la guerra de África cuando ello suponía un pasaporte seguro a la muerte. Precisamente en el verano del presente año se cumple un siglo del trágico desastre del Annual. En 1909 se plantea la idea de formar un Centro de Alleranos en Cuba y sería en 1914 cuando se plasma en el “Club Allerano”, mayoritariamente conformado por vecinos de Felechosa. Posteriormente, algunos desencuentros entre los socios originó una crisis en la entidad y dio origen a su desdoblamiento en otro centro denominado “Parroquia de El Pino”. Finalmente en los años 50 retomó su nombre antiguo de “Club Allerano”.

A partir de principios de los años 30 la estadística de emigración y retornados de América se empieza a igualar por primera vez en la historia. En la década siguiente (40/50) se produce un repunte migratorio como consecuencia de la grave crisis de la posguerra con un incremento notable a destinos como Argentina, Cuba, Venezuela, Brasil o Colombia.

La ya latente crisis de la minería del carbón y la larga huelga en el sector en 1962 fue el punto de inflexión que disparó un masivo éxodo a Centroeuropa, particularmente a Bélgica, Francia, Alemania , Holanda o Suiza. Recordamos que el barrio de Midi en Bruselas era netamente asturiano, con mucha presencia de negocios hosteleros de nuestros paisanos.

Coincidiendo en el tiempo, hay un notable trasvase de alleranos a la cuenca hullera de Cangas de Narcea, auspiciado por el “efecto llamada” de algunos facultativos alleranos radicados en Cangas, en un tiempo que los facultativos disfrutaban de un amplio poder en las empresas.

A finales de los sesenta y en la década siguiente, Aller registra una elevada pérdida de habitantes, con destinos preferentes a Gijón, Oviedo y, en menor medida Mieres, buscando una mejor cobertura de servicios esenciales, con mejores condiciones de acceso a estudios y oportunidades de trabajo para sus hijos y nietos. Otro ligero movimiento residencial de alleranos de la zona alta del concejo se registra en el propio municipio hacia Cabañaquinta por el aliciente de la proximidad de ambulatorio, centro de enseñanza, mejores comunicaciones del ferrocarril y de autobuses, supermercados..... Aller, al igual que otros concejos mineros, ha sufrido una pérdida brutal de población y de aquel municipio de finales de los 50 que estaba al borde de los 30.000 habitantes, en la actualidad no llega a los 12.000

La emigración allerana a Europa, al margen del dramático abandono de su pueblo, familia y vecinos como cualquier otra emigración, aún le esperaba otra barrera formidable: el idioma. Recuerdo que un vecino de Llamas (Aller) me contaba cuando en el Ayuntamiento de Bruselas trataba de legalizar su situación y la imposibilidad de entenderse con la funcionaria. Después de una hora de diálogo estéril, y el asturiano sudando a chorros, al final aportó el documento necesario: ”Por mí, entonces, hubiese retornado andando a Asturias”, contaba.

Una diferencia sustancial en la emigración allerana y asturiana a América y Europa está en la aportación de la americana, singularmente de Cuba y Argentina, de incontables obras benéficas para sus pueblos de origen, en forma de abrevaderos, defensa de los ríos, caminos, puentes, bibliotecas, ambulancias, etc. En este sentido, la aportación de la emigración a Europa ha sido inexistente. Conviene matizar la dificultad de los emigrantes a Europa del acceso a la propiedad privada, salvo en el sector hostelero en Bélgica y, por tanto, la ausencia de fortunas relevantes.

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