La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pedro Rodríguez Cortés

Sucesos en el Ayuntamiento de Aller en el siglo XX

Un repaso a algunos acontecimientos ocurridos en el edificio consistorial en Cabañaquinta

Vamos a rescatar tres sucesos ocurridos en el pasado siglo, que tuvieron como protagonista al edificio del Ayuntamiento de Aller, en Cabañaquinta.

17 de octubre de 1907.

Según relata “El Correo de Asturias” de la citada fecha, “La noche del domingo, se cometió un robo en el Ayuntamiento de Aller, cuyo edificio acababa de inaugurarse solemnemente, desapareciendo varias tartas y algunas botellas de licores (destinadas al acto oficial de inauguración), echándose de menos el lunes de mañana. El robo, en sí, no tiene mayor importancia, lo que sí la tiene son los desperfectos causados, originando daños en los decorados de las paredes que tanto dinero costó”. Bonita manera de comenzar su singladura el bello edificio del Ayuntamiento.

22 de febrero de 1911.

Desaparición de las llaves de acceso al Ayuntamiento. Con ocasión de la toma de posesión del nuevo alcalde de Aller, don Benigno González, monárquico, en febrero de 1911 se produjo un hecho pintoresco. La oposición a la Alcaldía, como protesta a su desalojo de las instalaciones municipales, no entregó las llaves de los diversos departamentos lo que originó el correspondiente caos y la frustración lógica de los nuevos dirigentes al verse impedidos para acceder a sus respectivos servicios. Lo dice “El Carbayón” del 22 de febrero de 2011, “Esta tarde al posesionarse el nuevo alcalde, el Ayuntamiento estaba en cuadro, con todas las puertas de las oficinas cerradas, hallándose sólo abierta la del inteligente empleado Adolfo Valdés, gracias a lo cual, se pudieron cumplimentar las órdenes del señor Gobernador. En vista de tal ocurrencia, el alcalde ofició a la Benemérita para que custodie el Ayuntamiento, mientras las llaves vuelvan a su destino”.

19 de octubre de 1953.

Los sótanos del Ayuntamiento sirvieron como depósito para albergar quince docenas de cohetes, destinados a la celebración de las fiestas del Rosario en la capital allerana. Al día siguiente, se produjo una explosión que alarmó a todo el vecindario y causó importantes daños con derrumbamientos de tabiques y estallidos de cristales. Inicialmente, el susto entre los vecinos se atribuyó a un posible terremoto y el pánico se apoderó, sobre todo, de los vecinos próximos a los sótanos donde ocurrió la deflagración. Otra versión culpaba a los ratones por haber roído la carga de los cohetes. Los daños ocasionados se estimaron en 150.000 pesetas.

Tres sucesos destacables, recogidos por la prensa, y que en su día, alteraron la apacible vida de Cabañaquinta.

Compartir el artículo

stats