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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Entre pros y antis

La nueva normativa sobre perros de Mieres y la falta de empatía

En un mundo que se debate entre una pandemia, la lucha por el dominio global, las tensiones entre libertad y seguridad y el equilibrio entre economía y ecología, dentro de la burbuja mierense le damos vueltas a la relación de los perros con los vecinos, que es lo que importa ahora.

Y, como no podía ser menos, la tertulia del contenedor también ha tratado el tema. Tenemos el problema de que los cuatro miembros propietarios de perros ya no se hablan con el resto y, en particular, con el tendero, desde que propuso que las mascotas orinasen las cortinas de sus respectivos domicilios en vez de la puerta de su negocio. El vocal de I+D, que se atrevió a sugerir que debería haber más espacios verdes abiertos a las mascotas, fue vilipendiado por todos. Unos, porque reivindican su derecho de acceso a cualquier lugar y otros porque se oponen a que el Ayuntamiento dedique más recursos a algo así.

Y es que, a todo esto, hemos perdido la facultad de debatir y ahora nos insultamos. Debe de ser que necesitamos desahogarnos. Al tesorero le cayó un chorreo de cuidado por guardar silencio, siendo tildado de properros y antiperros al mismo tiempo. Entre tanto, el vocal de seguridad mantuvo la cámara del móvil continuamente preparada a la espera de cazar a algún can levantando la pata o el rabo junto a nuestro contenedor.

Qué tensión. Con semejante encono no hay manera de entenderse. Ya nadie escucha a nadie. No concedemos al cerebro ni un milisegundo para reflexionar sobre lo que estamos escuchando. Y la empatía, ¡ah, la empatía!, eso de hacer el esfuerzo de ponerse en la piel del prójimo, ha sido exterminada.

Total, que hubo que llamar a la Policía Local para que disolviera la tertulia cuando ya estábamos a punto de mordernos ante la mirada de incredulidad de los perros presentes.

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