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Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

Historia de un superviviente

La trayectoria de Víctor Fernández-Mayo, que logró establecerse en Tampa tras emigrar en su juventud

Víctor Fernández-Mayo.

Es un tipo duro y con un carácter estricto en el ámbito vital. Víctor Fernández-Mayo Yenes está estos días por su terruño de Pola de Laviana tras casi medio siglo en la ciudad norteamericana de Tampa en Florida. Son unas vacaciones estupendas y terapéuticas tras este tiempo de pandemia, señala con satisfacción. Víctor está a gusto en su solar natal con recorridos afectos por la zona mientras departe diariamente con familiares y amigos. Recientemente fallecieron sus padres Eduardo y Loli y los recuerda con fervor y nostalgia. Son muchos años sin pisar tierra lavianesa y en este tiempo estival disfruta a fondo de todo lo bueno que le rodea. En su mente la remembranza se agolpa de aquellos años juveniles en el Instituto, los baños en la Chalana y los ascensos a Peña Mea y Peñamayor.

Recién terminados sus estudios en la Universidad de Oviedo –Filosofía y Letras– se escapó a Tampa animado por unos paisanos de Laviana que tenían allí residencia. Todo fue muy aventurado. En esa ciudad de Florida desarrolló diferentes trabajos para poder subsistir. Descargó camiones, trabajó en un matadero y recorrió el país norteamericano de camionero.

Años duros pero ilusionantes. En este tiempo aprovechó para formarse y tras una competida oposición alcanzó plaza en un centro docente de Tampa. Profesor de español. Más adelante llegó a director. A partir de esta circunstancia la vida cambia para este mocetón lavianés y todo transcurre por cauces positivos. Se casa con una cubana de Tampa y forma una familia donde el esfuerzo y la felicidad van unidos. Dos hijos conforman al matrimonio y el sueño americano vive entre ellos. Docencia y entusiasmo hacia la comunidad hispana.

Víctor representó a la dignidad y el amor por sus semejantes de historia e idioma. El Club Iberia fundado por él se erigió en un centro societario de renombre en Tampa con apoyos constantes a los más necesitados. El Ayuntamiento de esta urbe norteamericana, con trasfondo español, nombró oficialmente a Víctor Fernández-Mayo Yenes ciudadano ejemplar y le entregó las llaves de la ciudad por su labor desinteresada y loable hacia la comunidad hispana en Tampa. Un detalle que este lavianés de estilo y rango nunca olvidará. Todo un ejemplo de un emigrante que por aventura juvenil encontró su porvenir en tierras de ultramar. Y en momentos de ocio, Víctor forjó una empresa de productos españoles en ese estado de Florida. El Quijote es la marca de distribución de ambrosías de la tierra nutricia con gran predicamento en EE UU. Ahora la llevan sus socios y la calidad de todo lo expuesto en los súper y tiendas especializadas goza del saber y sabor de su clientela.

Víctor sigue dichoso en su reducto lavianés. Está a punto de partir para Tampa. Solo insiste en formar a la juventud local, avanzar en las nuevas tecnologías, menos política de confrontación y alcanzar la prosperidad y progreso de sus reales. Lo apunta un superviviente que luchó lo indecible para alcanzar un porvenir en tierras de Tampa. Y Laviana habita en su corazón. Los amigos y próximos de Tampa lo saben bien.

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