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José Manuel Barreal

Ventana indiscreta

José Manuel Barreal

YolandaD@izda.es

La figura de la Ministra de Trabajo y su liderazgo dentro de la izquierda

Estimada Yolanda, ministra de Trabajo. El presente e-mail, tiene como motivo comentar el tema de su supuesto liderazgo, desde la izquierda, cara a unas elecciones generales.

No parece exagerado pensar, vía columnistas de prensa, que usted podría encabezar una candidatura amplia de esa izquierda, a la izquierda del PSOE. Algo que pudiese ser una nueva –cuántas van ya– reorganización de la alternativa que generase ilusión en posibles votantes. Una izquierda que, no sé si estará de acuerdo conmigo, ha entrando en una peligrosa discontinuidad y divergencia con lo que, no hace mucho tiempo, se entendía por “cambio social y político”, además de aquella ampulosa “unidad de la izquierda”. Hoy, no parece muy halagüeño su futuro.

Ese estado de anomia política que está definiendo actualmente a la izquierda que usted representa y que parece puede reorganizar, muchas personas desearíamos que no supusiese un obstáculo para su liderazgo, si es que lo busca y lo quiere. Digo lo anterior, porque hay analistas que comentan que usted llega tarde. Que en UP hay dimes y diretes sobre su candidatura. Que se discute pueda estar “quemada”, por el trabajo ministerial. Pero, a la contra, desde otros sectores, la ensalzan en base a lo bien que está llevando el Ministerio de Trabajo. Sobre todo a raíz de la última subida, algo corta, del SMI que, déjeme decirlo, la mezquindad de la patronal ha refrendado, paradójicamente, con su dimisión de la firma.

Respetada ministra, soy de los que piensan que en el caso de llegar a aglutinar alguna izquierda, no será suficiente con el supuesto carisma que se le atribuye; tampoco sería suficiente hacer las cosas mínimamente bien, en este caso desde el Gobierno. Tiene que ser algo más: definir desde la base y hacia ella, y no desde los despachos de preclaras mentes, qué se quiere y adónde se intenta ir desde la posible organización que pueda usted resucitar. Y, si es que hay “habemus”: para qué, con quién... Usted, seguro que está en ello. Pero, se lo digo porque uno tuvo, junto con multitud de gente, expectativas que se han difuminado, apagado. No sé si algunas brasas quedan, pero si las hubiese habrá que soplar muy fuerte y certero, no solo para avivarlas, también para ahuyentar todo aquello que de oportunismo pueda haber entre las cenizas de la hoguera.

Dicen, quienes la conocen, que es inteligente, dialogante y capaz de resucitar la esperanza en una izquierda que desea, sino transformar el mundo, al menos hacerlo más habitable. No obstante, hay algo que me preocupa y que no me parece inteligente: el miedo que se quiere construir , que se está construyendo, desde algún sector cercano, si ganase PP y Vox. Sinceramente, esa postura del miedo es, a mi juicio, incorrecta. No porque los mencionados tengan algo digno o positivo que ofertar, todo lo contrario. Abogar al miedo desde una izquierda que está obligada a presentar alternativas al posible gobierno de las nombradas organizaciones, representa, en mi opinión, falta de ideas, debilidad, complejo y, lo siento, una total irresponsabilidad hacia los y las votantes que se buscan. Una izquierda alternativa tiene que ser, se lo estoy diciendo, obligatoriamente algo más que el espantajo del miedo; que no excluye, por supuesto, despreocupación hacia la hipotética victoria de los partidos referidos; sin embargo, hay que enfrentarlos con ideas, hechos y menos retórica ya conocida y gastada, que no parece haya tenido mucho éxito en momentos recientes, ya que la subida de la ultraderecha, está siendo una realidad. ¿Nadie se pregunta, por qué?

Se nota su buen hacer dentro de los límites, que son muchos y serios, en el gobierno de coalición de izquierdas. Tiene una cartelera excepcional en la calle, y lo que se dice, es para bien. Obviamente, hay matizaciones. Yo, las pondría. Pero no es el momento. No le voy a pedir nada. La historia de la izquierda si enseña algo, son bastantes decepciones. Algunas muy recientes. No quiero continuar en la decepción. Suerte le deseo, de corazón.

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