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Carlos Cuesta

A contracorriente

Carlos Cuesta

Un hombre de bien

Remembranza de Manuel Peláez López, político natural de El Entrego

Durante años mantuve una óptima relación con Manuel Peláez López, un hombre sencillo y un político con mayúsculas. Natural de El Entrego en San Martín del Rey Aurelio, fue un alumno destacado en la Universidad Central de Madrid como estudiante de Políticas y Económicas. En ese tiempo, años sesenta, coincidió con mi hermano Gonzalo en esa facultad y me consta que además de buenos compañeros y amigos fueron discentes de alto nivel académico comprobado fehacientemente en la excelente licenciatura. Ambos tristemente fallecidos, mantenían una amistad lejana pero fructífera y cordial.

Y este recuerdo de Manuel Peláez López me viene a la mente porque días pasados estando de visita en la zona de Bustio-Unquera, zona límite entre Asturias y Cantabria, me fijé en una placa sujeta en el viejo puente que divide o une a ambas comunidades dedicada a Manuel Peláez López y asimismo dando nombre a la travesía. Todo un detalle de la Corporación Municipal de Val de San Vicente. Y es que este entreguín de pro dedicó toda su vida al mundo de la Administración Estatal, primero como funcionario y después como político. Adscrito en sus inicios al Partido Socialista Popular de Enrique Tierno Galván pasó a las filas socialistas en la etapa de Felipe González. A partir de aquí alcanzó una carrera meteórica ocupando cargos de altura política, casi todos enfocados al tema de las infraestructuras viarias, así como Delegado del Gobierno en Ceuta, entre otros puestos relevantes como el de director general de carreteras en Asturias.

Y hablar de Manuel Peláez López es ahondar en una persona de bien, un socialista de verdad, íntegro, cauto, abierto, formado, solidario y conocedor de su trabajo, y sobre todo un paisano en toda regla con los valores y la verdad por delante. Todo un ejemplo para los actuales mandatarios que viven en un funambulismo constante y en ocasiones alejados de la realidad política y social. Y la placa de reconocimiento a su figura en el puente sobre el río Deva entre Bustio y Unquera me emocionó y me recordó su excelente trayectoria profesional de servicio público y su gran amistad con mi hermano Gonzalo. Ambos, cabezas pensantes lúcidas y universales tan necesarias en estos tiempos complejos y desnortados. Los socialistas de pensamiento y obra deberían mirarse en el espejo de Manuel Peláez López. Seguro que las cosas irían por otros derroteros...

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