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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

Todo por nada

Claro, todos queremos la electricidad barata. Pero renunciamos a la energía nuclear, más que nada por motivos ideológicos, porque es facha, aunque sólo en España. Pero tampoco podemos utilizar las centrales térmicas por ser muy contaminantes. Prohibido quemar carbón, algo que ya se replantea media Europa. Como mucho, el gas argelino que pagamos al precio que nos pidan. La energía hidroeléctrica está bien, pero con moderación, porque las presas y los saltos de agua también afectan al ecosistema. Los parques eólicos son una solución parcial pero antiestética. Y mortal para las aves. La energía solar puede ser el futuro pero a día de hoy es incapaz de cubrir nuestras necesidades. Además, es variable en función del clima además de un espanto visual. Ver los campos de Castilla convertidos en mares de oscuras placas vitrificadas no resulta muy estimulante.

Eso sí, que pongan esto, que pongan lo otro, lo que sea para abaratar el precio del kilovatio, pero que lo hagan donde yo no lo vea. Porque lo queremos todo a cambio de nada. Luz asequible, sí, pero sin generadores al lado de casa. Y los delincuentes, a la cárcel, pero tampoco estoy dispuesto a que construyan una prisión cerca de mi pueblo. Los vertederos son imprescindibles, pero que los pongan en otro lado. Y que la autovía no perjudique mi propiedad. Y así con todo.

Exigimos tener acceso a lo mejor de la vida moderna pero sin vernos obligados a soportar la parte negativa. ¿Cómo demonios vamos a iluminar nuestros hogares si nos oponemos a prácticamente todas las fuentes de energía y, en particular, a las más productivas? Exigimos que por los enchufes salga la corriente eléctrica a un precio moderado pero no queremos ver chimeneas, molinos ni placas. Nucleares, no. Carbón, tampoco. Petróleo de las tiranías árabes, ni de coña. O sea, que pensamos que la inmensa cantidad de energía necesaria para sostener nuestra cotidianidad puede salir de la nada. Y a precio regalado.

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