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La columna del lector

Carta al gobierno de Mieres

Estimados señoras/es:

Les escribo estas líneas bajo el prisma de un ciudadano preocupado por el futuro de todos, que tiene el único objetivo de hacerles reflexionar unos minutos sobre la realidad que me encuentro día a día en las calles de Mieres. Como ustedes bien sabrán, la despoblación es una de las grandes amenazas a las que se enfrentan las cuencas mineras. El envejecimiento, la crisis económica y la minera han llevado a esta ciudad a tener menos habitantes de los que había hace un siglo.

Quizás estemos ante un fenómeno imparable, pero quiero pensar que la política, a la que ustedes se dedican, es capaz de parar esta sangría o por lo menos no acelerarla con decisiones erróneas. Desde hace tiempo asisto con preocupación a los pasos que ustedes van dando desde el gobierno del municipio y que, en mi opinión, pueden agudizar las heridas de ese reto al que nos enfrentamos todos los que queremos seguir viviendo aquí.

Llevo 30 años abriendo cada día las puertas de un negocio, que cada vez se encuentra con más dificultades para salir adelante. A la pandemia, la crisis económica y la incertidumbre de estos días se han unido las sucesivas decisiones del Ayuntamiento que complican el acceso en coche y el aparcamiento de nuestros clientes al centro. Y esos obstáculos lo único que hacen es dirigir al comprador hacia los centros comerciales, en detrimento del comercio local.

Créanme si les digo que busco el beneficio propio con esta carta. Les lanzo esta reflexión en beneficio de todos. El comercio local es una de las fuentes de riqueza que le quedan a esta ciudad. No solo creamos empleo, sino que también generamos el tejido necesario para que los ciudadanos se sientan bien a la hora de elegir esta ciudad para vivir. Si los servicios, las comodidades o el trabajo se marchan fuera, ellos o sus hijos también lo acabarán haciendo.

Por todo ello les pido que reflexionen y que luchen por una ciudad habitable en la que sean compatibles el paseo, el consumo, la carga y descarga, el tráfico, el aparcamiento y las oportunidades para todos. Solo así se puede frenar el fantasma de la despoblación y la descapitalización, en favor de unas grandes superficies que siempre están dispuestas a absorber a los clientes que generen nuestros errores. De ello dependen muchos puestos de trabajo.

Estoy convencido de que, como políticos que aman a su ciudad, comparten muchos de estos argumentos. Ahora solo falta demostrarlo con hechos, para conseguir una ciudad mejor para todos.

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