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Ricardo Montoto

Dando la lata

Ricardo V. Montoto

De cabezas

Si es que se ve en la calle, que las cabezas no están funcionando con normalidad, que hay demasiados zumbados sin medicación y depres sin tratamiento. Muchos viejecillos se nos han puesto tristes con la pandemia. No me extraña, porque el bombardeo de malas noticias y espantosos augurios que están sufriendo tumba al más animoso. Y el encierro ha pasado factura a todo el mundo. Y unos no paran de llorar y de verlo todo negro mientras que otros están aventados, como aquellas pelotas de goma que rebotaban en todas direcciones, revolucionados intentando recuperar el tiempo perdido durante el confinamiento.

Son pocos, entre los que no me incluyo, los que han sido capaces de sobrellevar estos tiempos tan extraños sin averías en la cocorota. Por ello, ahora más que nunca, el cuidado de nuestra salud mental es muy necesario. Porque la chifladura también es contagiosa y como al salir a dar una vuelta te encuentras con tantos tocados del coco, acabas cayendo. De ahí la importancia de que la asistencia psicológica cobre protagonismo.

Por cierto, que ya podían darle una manita de jabón al edificio de Salud Mental de Mieres, que tiene un aspecto que da miedo, lo menos apropiado en estos tiempos.

Y que el servicio de tratamientos paliativos continúe en precario es, simple y llanamente, una indecencia. Porque es imprescindible. Y si algún jerarca aún no lo entiende es como para patearle el trasero hasta expulsarlo definitivamente de su despacho. ¿O acaso hay que esperar a verse en la situación de morirse para comprender el valor de un servicio así? Por favor, búsquense bien hasta encontrar algún resto de humanidad en su conciencia y doten como es debido los servicios de tratamientos paliativos. Saquen el dinero de donde sea, de sus vehículos oficiales, de las dietas, de los fondos para gastos de difícil justificación, pero pongan los medios humanos, técnicos y económicos en un servicio que vino para quedarse y crecer. Y, si no, váyanse.

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