“Estas aquí porque sabes algo... Aunque lo que intuyes no lo puedes explicar (…) . Algo no funciona en el mundo; no sabes lo que es, pero está ahí clavado como una astilla en tu cerebro y te está enloqueciendo (…) Matrix nos rodea, puedes sentirlo cuando pagas tus impuestos o vas a la iglesia. Eres un esclavo Neo, igual que los demás, has nacido en su cautiverio. Por desgracia no la puedes explicar, solo verla con tus ojos y esta es tu última oportunidad…”.

Con este monólogo, Morfeo abre los ojos al neófito Neo ofreciéndole, simbólicamente y en libre albedrío, la píldora roja de la verdad y el conocimiento, para saber por qué es un esclavo del Sistema. En la otra mano, una azul que ingerida le mantendría narcotizado y en estado catártico de infantilismo mental perpetuo. ¿Os suena...?

En 1999 las hermanas Wachowski, hilvanan desde la caverna de Platón, con el sedal de su mito, un ataque contra el Sistema-Mundo que fue creciendo desde los primero gremios de orfebres de la Edad Media fagocitando a todos los seres humanos, consumiéndolos hasta que solo son/somos un desecho orgánico reutilizable para producir más carne para la máquina. Quienes crean esta alegoría, habitantes de Sión, no dudarán en afirmar que, en estas dos décadas de siglo XXI, el poder de “Matrix” ha crecido de manera exponencial. Nadie escapa al rigor de los centinelas, tentáculos del Sistema, que se retroalimentan desde las propias filas de los humanos esclavizados.

Puertas giratorias, cantos de sirena, almas vendidas al diablo a cambio de segundos de poder, en la isla de las tentaciones o, por qué no, en el patio de entrada al matadero instantes antes de ser descuartizados para alimentar las fauces de la bestia y su club de elegidos. Así, cohortes de zafios y pésimos políticos, que consideran como esencia de su profesión enfundarse en trajes de marca y maquearse hasta el paroxismo, pierden sus principios, negando la mayor y olvidando las proclamas que esgrimían cuando deambulaban por las mismas caleyas empedradas que nosotros habitamos. Todo porque trascendieron a un estatus de semidioses que, a la vez, les ciega. Y para su mayor gloria, legiones de palmeros aplauden lo que antaño criticaban porque “sus señores” reinan ahora en el Olimpo. Algunos se empoderan tanto que creen levitar, otros se transforman en clones de “Mr. Smith” para vigilar y obrar que todo siga igual. Como Sísifo, con su rueda, cada clan rinde pleitesía desde su legislatura, a la obscena bestia, olvidándose de su verdadera identidad social y ética. Y en una de éstas, amigos, el mundo se nos irá a la mierda, porque este macabro juego que ceremonia la figura de Belcebú, hará que la madre Gaia, en su inmensidad y pese a su benevolencia, acabe por hartarse, seguro.

¿Qué no…? Pensad en nuestra querida España, la de Cecilia, Reino de Taifas que, por efecto de la pandemia, las sucesivas crisis y troupes de políticos malos - principalmente por éstos - ha sido desterrada definitivamente de la senda de desarrollo sostenible. Once millones de compatriotas en riesgo de pobreza, precios de la energía que se disparan por mor de colusión de los oligopolios de las eléctricas… Me barrunto, desgraciadamente, próximos cierres de empresas devoradoras de energía que arrastrarán en su caída, muchas más. ¿Por culpa de fallos de mercado? Seguro que sí, pero también porque no hay políticas energéticas responsables. Se ha sustituido el modelo de producción del carbón por el de gas natural, otro hidrocarburo con tendencia a desaparecer y dañar el medio ambiente. Precisamente en el país con más número de horas de luz solar de Europa... Sistemas de tarifación por uso de carreteras, vamos, un peaje enfundado en eufemismo con el que no le cae la cara de vergüenza al comunicador gubernamental que informa a los medios. ¿Seguir hablando de tasas e impuestos…? Claro que podemos, pero eso nos lleva a pensar que, independientemente del color del gobierno de turno, los amos del mundo siempre saben como seducir a los “semidioses” de la política patria. Y claro que “nadie” va a quedarse atrás, porque antes reventaremos. Todos, menos ellos, claro. Ya sabéis, trabajad hasta los setenta y cinco, o más.

Ya lo dice la Biblia, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Ah, pero recordad que Escrivá, el ministro, que no el de Balaguer, se jubilará dentro de poco, como todos los moradores de Instituciones varias, con sueldo vitalicio. Ah por cierto, no olvidéis terror de las “criptos” para robar los ahorros como antaño las preferentes hicieron...Por eso y para terminar… ¿Qué pastilla decides tomarte…?