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Javier García Cellino

Velando el fuego

Javier García Cellino

Yolanda Díaz, el Papa y las precipitaciones

La reunión de la Ministra con el Pontífice y las corrientes de opinión que ha levantado

El título de este artículo me surgió de un modo fortuito. Me encontraba tomando la lección de Ciencias Sociales a mi nieto pequeño cuando le pregunté sobre el contenido de las precipitaciones: “Nubes que descargan el agua y después los ríos la llevan al mar”, me contestó sin pestañear.

Hacía unas dos horas escasas que había llegado del bar de costumbre, en donde, como era de esperar (hay nubes que siempre asoman por el horizonte), una improvisada tertulia debatía acerca de los motivos, finalidades y demás misterios y secretos divinos que podrían haber hecho que Yolanda Díaz se entrevistara con el Papa. (Aprovecho la ocasión para aclarar que la tertulia reglada es la que se celebra los domingos al mediodía, y que desde que salimos en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA de Cuencas hemos extremado mucho el rigor, hasta el punto de que ahora acostumbramos a despedirnos con un orden del día prefijado para la semana siguiente).

Y, como era también lógico, el debate basado en argumentos y oposiciones –a modo de una tesis contratesis– discurría por las dos orillas opuestas, a saber: Yolanda se había bajado los pantalones; había dejado a un lado su confesado credo comunista para entregarse al enemigo; quién sabe lo que andaría buscando; no me digas a mí que no es insólito un encuentro de este tipo: el Vaticano y Moscú en amigable conversación; a donde vamos a parar, y así….

En el lado contrario hubo quien alababa lo sucedido, apelando a unas supuestas virtudes del Papa Francisco, entre las que habría que referirse a la defensa del diálogo en Venezuela y Cataluña; la crítica a la economía de mercado; su celo ecologista en ocasiones; y el hecho de que se haya atrevido a pedir perdón en México por la colonización, algo que no gusta en absoluto a los obispos españoles.

Más adelante se fueron unificando algunos criterios. No era poca cosa que se tratara del primer Papa no europeo en 1300 años, habida cuenta de la lucha cultural e ideológica de los Evangelistas, que en América Latina apoyan a la derecha y a la ultraderecha, con la Iglesia católica, que ha terminado apoyándose en sectores progresistas. También en este punto las posturas parecían muy cercanas, pues, en todo caso, reconocían unos y otros, el Papa no iba más allá de su pertenencia a ese bando avanzado o renovador sin más adjetivos.

No esperábamos que a esas alturas del debate se incorporara un nuevo contertulio, pero lo hizo. Y menos que su punto de vista difiriera bastante de los anteriores. Ni traición al comunismo ni alabanza a la sotana blanca. ¿Acaso no teníamos bastantes problemas en el país para preocuparnos por un hecho así? Y qué si sus intenciones eran las de aprovechar la ocasión para algún proyecto político ¿Acaso no hacen todos lo mismo, en cualquier situación que les sea propicia, para sacar réditos personales? “A qué viene, pues, ese interés por operar con bisturí en este caso?, recalcó.

De modo que mientras le tomaba la lección a mi nieto, el título de esta breve colaboración se me fue haciendo nítido. Son muchas las nubes que a diario descargan agua y después la hacen fluir por los ríos de la opinión púbica hasta que se pierden en el mar. Claro que, una vez más, esa descarga no es casual, pues lo que interesa es que el líquido baje en tromba y que, sobre todo, sirva para crear confusión entre los ciudadanos. Nada nuevo, por cierto.

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