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Así nació el marquesado de La Felguera
La concesión del título nobiliario a Dolores Fernández-Duro se fraguó en 1924 durante una visita a Langreo del dictador Primo de Rivera
El 16 de marzo de 1911 el rey Alfonso XIII creó el condado de Mieres para Manuel Loring Martínez Heredia, director de la Fábrica que había fundado Numa Guilhou, el abuelo de su mujer Marta Guilhou. Era el segundo regalo de los Borbones a esta familia, puesto que en diciembre de 1892 la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena ya le había concedido el marquesado de Villaviciosa de Asturias a Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós, hijo del poderoso cacique asturiano Alejandro Pidal y Mon y esposo de la otra hermana, Jacqueline Guilhou.
Fueron dos reconocimientos a la labor industrializadora de Fábrica de Mieres en la cuenca del Caudal. Sin embargo, la otra gran industria que dinamizó el Nalón tuvo que esperar un poco más para tener rango de nobleza, y según se ha contado siempre los impulsores de la idea fueron los mismos trabajadores, algo que llama la atención, dado el carácter reivindicativo y la implantación del anarquismo que ha caracterizado a esta comarca.
Una circunstancia que también ha señalado el historiador Francisco Palacios, autor de innumerables artículos y monografías sobre La Felguera, entre ellas el libro “Pedro Duro, un capitán de la industria española”, que desde 2008 resulta imprescindible para conocer la importante labor que desarrolló este personaje. Aunque debemos tener en cuenta que con anterioridad, en 1895, según la prensa de la época, también fueron los obreros de la fábrica quienes costearon la estatua en honor a Pedro Duro, que actualmente se encuentra en el parque de esta villa. Un espacio que precisamente lleva el nombre de Dolores Fernández-Duro, quien fue la primera marquesa. Les cuento como se desarrolló este proceso.
En 1924 el dictador Primo de Rivera visitó Asturias recorriendo durante varios días las ciudades más pobladas y los núcleos industriales para conocer de primera mano las demandas de las familias obreras. A las nueve de la mañana del lunes 4 de agosto llegó a Frieres en su automóvil oficial para pasar la mañana en la comarca del Nalón, ya que tenía pensado dedicar la tarde a conocer Trubia y Avilés. Iba a acompañado por el general Martínez Anido, el gobernador, el jefe del Estado Mayor, el juez de Laviana Francisco Calvo y el alcalde de Langreo Gil Rodríguez quien lo condujo hasta el Ayuntamiento donde lo esperaba una comisión de Ayudantes de Minas. Allí fue instado para que impulsase la concesión de la traída de aguas que esperaba el concejo y después saludó al pueblo desde el balcón.
A continuación, acompañado por la directiva de Duro Felguera y algunos ingenieros, fue conducido hasta El Sotón donde descendió a la mina para ver a 190 metros de profundidad el trabajo minero en la capa llamada “Lozanita”. Estuvo en el tajo cerca de una hora y luego fue saludado por la Brigada de Salvamento y las autoridades y alcaldes de los concejos vecinos. Después marchó a la Central de la Cooperativa Eléctrica Langreana, sita en Carrocera, y a continuación visitó las instalaciones y el Hospital de Duro Felguera saludando uno por uno a todos los enfermos.
Esta es la parte de la visita que más nos interesa ahora, porque según la prensa, el general se dirigió primero a los obreros improvisando un discurso en el que defendió el derecho a la huelga, pero aclarando que siempre debía limitarse a los afectados por la demanda puntual que la hubiese originado sin convertirse nunca en un acto revolucionario, y después recibió a una comisión que le trajo el ruego de activar el expediente para conceder el título de marquesa de La Felguera a Dolores Fernández-Duro. Según el diario “El Noroeste” Primo de Rivera conversó con los obreros obsequiándoles con cigarros puros y “tomando nota del asunto para telegrafiar a Madrid les ofreció que en muy breve término estaría concedido el título que se había pedido”.
Esta escena tan fraternal resulta difícil de entender cuando sabemos que en aquel momento el equilibrio entre el dictador y el mundo sindical vivía uno de sus peores momentos. La CNT y el Sindicato Único de Mineros que agrupaba a los comunistas escindidos del SOMA estaban perseguidos y con muchos de sus líderes pendientes de juicio o en la cárcel, pero entonces se sumaba además un desencuentro coyuntural con los socialistas de Manuel Llaneza, que era el interlocutor de los trabajadores, reconocido y mimado por el Gobierno. Esta circunstancia nos lleva a dudar de la espontaneidad de quienes presentaron la petición.

Así nació el marquesado de La Felguera / Ernesto BURGOS
El caso es que el general cumplió su palabra y todo indica que la idea fue bien acogida por una población que ya había nombrado en 1917 a Dolores y su hermana Pepita hijas predilectas de Langreo e hijo adoptivo a Antonio Velázquez-Duro, esposo de Dolores, agradeciendo así la donación al Ayuntamiento de una importante suma de dinero y los terrenos que se iban a convertir en el magnífico parque que sigue llevando su nombre.
El 27 de agosto, el diario “La Voz de Asturias” informó que el monarca había otorgado el título de condesa de La Felguera a la ilustre dama, aunque el periodista equivocó el reconocimiento, que en realidad era el de marquesa. Según la crónica, el júbilo que reinó en la villa para festejar tan grato acontecimiento venía a culminar todas las aspiraciones de los felguerinos, fue indescriptible y se celebraron verbenas y actos públicos concurridísimos. Además se anunció que en el próximo mes de septiembre se celebrarían unas magníficas fiestas con iluminación a la veneciana, bandas de música, etcétera, para solemnizar la creación del nuevo condado.
Efectivamente, la visita se hizo realidad el 5 de septiembre y entonces en la noticia ya se precisó que los homenajeados eran los excelentísimos señores marqueses -y no condes- de La Felguera”. Hubo arcos del triunfo con dedicatorias, balcones engalanados con colgaduras, calles con banderitas de los colores nacionales y hasta los turullos anunciaron a las seis y media de la tarde la llegada de los homenajeados.
También se lanzaron a su paso unas octavillas escritas con las normas machistas de la época, ya que en vez de resaltar el apellido de doña Dolores, a quien honraba realmente el título, elogiaban el de su marido: “Marqueses: el pueblo felguerino arroja a vuestro paso flores y palomas, testimonio de corazones agradecidos y de nuestro cariño. La Felguera se ve hoy enaltecida al ver unido su nombre al prestigioso de los Velázquez-Duro”. De cualquier forma, fue ella quien recibió los aplausos de los vecinos cuando salió a saludar desde el Ateneo.
Después, siempre acompañados por una multitud, la pareja se dirigió a la iglesia parroquial para orar un momento, dieron un paseo por el parque, entre aplausos y aclamaciones, y cerraron la jornada presidiendo a las diez de la noche un festival en la Plaza cubierta con las actuaciones de la “Troupe Teruel” y el monologuista José María Sánchez.
La publicación oficial del nombramiento se hizo esperar hasta el 3 de diciembre de 1924 y se redactó en estos términos: “Queriendo dar una prueba de mi real aprecio a doña Dolores Fernández-Duro de Velázquez; a propuesta del Jefe de Gobierno, Presidente del Directorio Militar, y de acuerdo con este, vengo en hacerla merced de Título del Reino, con la denominación de Marqués de La Felguera, para sí, sus hijos y sucesores legítimos. Dado en Santander a veintitrés de Agosto de mil novecientos veinticuatro”. De esta forma, la Casa Real seguía manteniendo su buena relación con los herederos de Pedro Duro, quien ya había recibido en 1870 la Gran Cruz de Isabel la Católica. Además tampoco debe obviarse que el propio Alfonso XIII tenía un buen paquete de acciones de la empresa desde 1902.
La primera marquesa María de los Dolores Fernández-Duro y Bayo era una de las hijas de Pilar Duro Ortiz y Matías Fernández Bayo y por lo tanto seguía la línea directa del fundador. Su madre había sido la única hija de don Pedro y, tras la muerte del empresario riojano, su padre Matías Fernández Bayo lo sucedió en la dirección de la fábrica que acabó consolidándose como Duro Felguera.
Dolores Fernández-Duro se casó con Antonio Velázquez-Duro, otro apellido compuesto que también revela la endogamia familiar extendida en nuestros pioneros industriales, y mantuvo su título hasta 1936; entonces se lo cedió a su segundo hijo Jesús Velázquez-Duro y Fernández-Duro, a quien sucedió en 1955 su sobrina María del Carmen Velázquez-Duro y Cardenal, a su vez hija del primogénito de la primera marquesa.
La tercera marquesa de La Felguera y tataranieta de Pedro Duro, reside actualmente con su familia en Madrid y no ha perdido el contacto con Langreo, aunque a los más jóvenes todo esto ya les importa poco.
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