Una encuesta reciente sobre la organización de la extrema derecha Vox muestra que casi la mitad, 47,6%, de los españoles y españolas apoyarían “ un cordón sanitario” en las instituciones, mientras que a un 59% le preocupa o le genera miedo. Hay un 42% que piensa que hay que tratarlo como a un partido político más. Así está el tema.
Sin embargo, las preguntas de cómo ha llegado, y por qué, la extrema derecha a tal protagonismo, que se vislumbra como una seria preocupación para la democracia española, son distintas, según de quién vengan. Desde el supuesto desencanto político de la ciudadanía, hasta la actual pandemia con sus prohibiciones, pasando por la denuncia de una juventud desinteresada en la política e instituciones. Sin olvidar el “Procés”, que propició la reacción de un nacionalismo español extremista y excluyente. Y la crisis económica de 2008. Es decir, el campo de interpretación es amplio y variopinto.
Pero dos posibles respuestas más se cuelan en el análisis. Una señala al sistema educativo como el posible culpable. La segunda, pone el énfasis en el papel de la prensa como vocera de la formación ultra.
La primera, la expone un profesor de Historia de Málaga. Se queja de cómo algunos de sus alumnos, hijos de clase trabajadora, han votado al partido de extrema derecha en Andalucía, culpabilizándose de que “ No les expliqué bien los horrores de los fascismos europeos (...) Si se lo hubiera explicado bien no habrían votado a un partido fascista”. A esta amarga queja se adhiere un segundo profesor de IES, también de Historia, que dice: “Acierta el profesor de Málaga (...) Ellos han cursado la asignatura de Historia de España y cabe pensar que sus profesores les habrán explicado la dictadura de Franco, con sus correspondientes secuelas de represión. La conclusión es que algo está fallando en nuestro sistema educativo que justifica la queja del profesor de Málaga”.
Sinceramente, no tengo muy clara esa autocrítica que se hace uno, y menos que el sistema educativo sea culpable en el voto de esos jóvenes, como apunta el otro. El sistema educativo, junto con el profesorado, es uno más que incide en la “intromisión” del devenir futuro del individuo, pero también la familia y el contexto social que está mediatizado, entre otros, por los medios de comunicación, tienen su parte alícuota en la educación de la persona. Añadiendo, además, que la Educación, por sí misma, no es la panacea, como machaconamente se está diciendo.
Estos medios de comunicación tienen su protagonismo en la actual coyuntura de la extrema derecha. Al menos, así lo explican Ana Mancera Rueda y Paz Villar-Hernández, profesoras de la Universidad de Valencia, en su artículo de 26 páginas, “Análisis de las estrategias de encuadre discursivo en la cobertura electoral sobre Vox en los titulares de la prensa española”, que se puede encontrar en Internet.
Dicen al respecto, y se apoyan en varios estudios pormenorizados y una amplia bibliografía, que Vox adquirió una especial presencia en la prensa española tras el mitin del 7 de octubre de 2018, en el Palacio de Vistalegre, en Madrid; una presencia, subrayan, que podría considerarse como injustificada “si nos atenemos a su representatividad electoral hasta ese momento (...) Abundan en ello haciendo un análisis de 413 titulares que encabezaron los textos informativos de ocho diarios españoles, durante la cobertura electoral del partido mencionado, en el transcurso de las elecciones celebradas en abril de 2019.
La condescendencia y el blanqueo del Partido Popular hacia Vox, acentuado actualmente en su guerra interna con el descalabro ya sabido es, en mi opinión, un eslabón más en el espaldarazo, de momento, a la formación política en cuestión.
Al final, la prensa, con mayor o menor fortuna, informa. Pero el PP, sin fortuna y con alevosía, pacta gobiernos con la extrema derecha. Grave, muy grave. Una organización política que niega los Derechos Humanos. En palabras de la ministra Yolanda Díaz, “ la extrema derecha está poniendo los pilares democráticos en solfa, no solamente de las mujeres, también han llegado a cuestionar los derechos de los niños”. Pues eso.
