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Francisco Palacios

Líneas críticas

Francisco Palacios

Una original visión del franquismo

“La revolución pasiva de Franco”, del catedrático de filosofía José Luis Villacañas, ofrece una nueva interpretación de la dictadura, que divide en dos fases bien diferenciadas

Sobre el régimen franquista se han publicado estudios históricos de la más diversa índole. Algunos recurren a teorías bien construidas para explicar las vicisitudes de sus casi cuarenta años de historia, como el ensayo publicado recientemente con el título de “La revolución pasiva de Franco”. Su autor es José Luis Villacañas, catedrático de Filosofía, que plantea una visión del franquismo “sin ofrecer novedades de archivo, sino de interpretación”. Parece seguir la divisa de Leonardo da Vinci de que la teoría es el capitán y la práctica son los soldados.

En este libro se acude también a las enseñanzas de otro dos célebres italianos: Nicolás Maquiavelo y Antonio Gramsci. Del primero toma el concepto de “revolución pasiva”, en la que el “príncipe” (el dictador Franco, en este caso) presenta rasgos siniestros, opresivos para fortalecer su poder y al mismo tiempo envilecer a la ciudadanía para que no tenga capacidad de respuesta. Según Villacañas, el objetivo es construir un régimen dictatorial soberano basado en la destrucción del “pueblo republicano” y en la formación de una masa neutra, asustada y despolitizada.

En líneas generales, este sería uno de los rasgos relevantes del franquismo en los primeros veinte años de la postguerra, con heroicas resistencias rápidamente reprimidas.

Una vez cumplida la misión de destruir esos ideales republicanos que representan el concepto de “revolución activa” formulado por Gramsci, Franco cambia de estrategia, aflojando relativamente la opresión. No lo hizo “para beneficiar las libertades”, sino porque se encontró con una situación económica y social deplorable: hambre, extraordinaria precariedad y unas condiciones de vida muy duras para una gran parte de la población. Y con un Estado al borde de la suspensión de pagos.

La segunda y más importante etapa de esa “revolución pasiva” se inicia en 1959 con el primer Plan de Estabilización promovido por los llamados tecnócratas del Opus Dei. Se pone fin así a un largo período autárquico. Por razones ideológicas y de poder, esta mutación fue muy contestada por los falangistas, denunciando que el régimen “regresaba a un capitalismo puro y duro”. De todas formas, los nuevos planes económicos transformarán la naturaleza del franquismo y todo su significado histórico, aunque el dictador se resistía a ponerlos en práctica.

Sin embargo, coinciden en el tiempo con las reformas que el general De Gaulle (del que Franco era un gran admirador) lleva a cabo en Francia para fundar la Quinta República. Y el sesgo dictatorial del presidente francés animó a Franco a impulsar los cambios económicos sin temer a que su poder personal pudiera correr peligro.

Por otra parte, la liberalización económica de los planes (que no contemplaba otras libertades) tuvo un elevado coste social: congelación de los salarios, inflación galopante, aumento del paro, multitud de empresas en crisis. Y provocó una amplia secuela de sacrificios, resistencias y conflictos, como la famosa huelga de la minería asturiana de la primavera de 1962.

Villacañas defiende la tesis de que la repetida “revolución pasiva” de los planes de estabilización favoreció una verdadera acumulación capitalista y sus consiguientes cambios sociales y políticos: una situación propicia para la implantación posterior de un régimen democrático. Una democracia que no se consuma hasta que no gobiernan los vencidos en la guerra civil. Es decir: con el aplastante triunfo de los socialistas en las elecciones generales de 1982.

Asimismo, para el autor de “La revolución pasiva de Franco”, buena parte de los problemas actuales de España se derivan de que nuestras élites han construido una democracia débil política y socialmente. Una fragilidad que es el origen de las deficiencias institucionales que padecemos, entre las que destaca una recurrente y enmarañada corrupción.

En definitiva, es un libro sugerente y complejo, que aborda desde una original perspectiva teórica una etapa muy controvertida de la historia contemporánea de España.

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