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José Manuel Ibáñez

Repunta la mendicidad

Un simple paseo por nuestras calles, y establecimientos de cualquier tipo nos hace retrotraer a hace año y pico cuando organizaciones del este de Europa habían sentado sus reales en la zona, con el férreo control de todo lo relacionado con la mendicidad y visibles métodos mafiosos, incluso con amenazas y agresiones físicas a los habituales mendicantes.

Afortunadamente se han ido con la música a otra parte, seguramente en busca de beneficios más jugosos, pues por aquí ya tenemos de sobra a personas necesitadas de verdad.

Lo del “repunte” viene dado porque en el momento actual se observa que las gentes que a ello se dedican, bien por necesidad , se supone que la mayoría, y otros profesionales de la cosa, se ha poco menos que duplicado, así que llama la atención que además de los sitios habituales y más demandados como son las entradas a las medianas superficies, panaderías, entidades bancarias y establecimientos varios, también en las calles peatonales del concejo comienzan a abundar personas en sitios más o menos fijos que con carteles, o de palabra, piden ayuda a los viandantes.

También se aborda a los peatones con solicitud de unas monedas. No debe de ser agradable, no, el tener que llegar a estos extremos que nos traen tristes recuerdos de otras épocas de penuria extrema.

Ignoro a qué se debe el aumento citado, aunque quizá la brutal inflación del momento, las subidas estratosféricas de la electricidad, el gas, y la cesta de la compra, hayan tenido como consecuencia final dar el último empujón a personas que ya vivían en el filo de la navaja.

Lo desagradable –ya he contemplado algún caso– es cuando los “profesionales” exigen de malos modos el “donativo” y esto ya lo hay que cortar de raíz, pues el día menos pensado todo puede pasar a mayores.

El resto, bastante tienen los pobres con capear la situación, que no es poco.

Mientras tanto se dilapidan millones sin ningún control, se forran los “comisionistas” enchufados, y las ONG y los comedores sociales se encuentran totalmente desbordados.

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