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Fernando Delgado

Potenciar lo que nos une

El discurso de Fernando Delgado con motivo de su nombramiento como cronista oficial de Morcín, un acto celebrado el viernes y en el que también se nombró a José Antonio Santaclara hijo predilecto

De bien nacido es ser agradecido, dice el refrán que nos inculcaron en casa desde pequeños. Cuando recibo este gran regalo de ser nombrado Cronista Oficial del concejo en el que nací y me críe, con la unanimidad de todos los grupos políticos con representación municipal, debo volver la vista atrás para agradecer y poner en valor el gran esfuerzo realizado por las generaciones que nos precedieron, quienes lo tuvieron mucho más duro que nosotros y se quejaban mucho menos y quienes trabajaron con sus brazos en unas duras condiciones laborales para que sus descendientes disfrutásemos un futuro mejor con una vida mucho más cómoda que la suya. Así que muchas gracias, mamá, muchas gracias, papá (q.e.p.d), y muchas gracias, Belén, por aguantarme y darme espacio durante casi 30 años. Muchas gracias, Carmen y Paula, y muchas gracias Santaclara por estar siempre cerca de mi familia en los momentos difíciles. Cuando sea mayor quiero ser como tú.

Tampoco puedo olvidarme de los centenares de vecinos y amigos de Morcín con los que he tenido la fortuna de trabajar en equipo desde 1980 en diferentes proyectos sociales, culturales, deportivos y festivos. De los mayores recogí su experiencia y de los jóvenes su vitalidad. Aunque no puedo enumerarlos a todos porque seguro me olvidaría de alguno, ellos saben que tienen mi total agradecimiento y que la mayor parte de este reconocimiento es también mérito suyo.

Confieso que, cuando me remitieron la foto de todos los concejales de la Corporación de Morcín con el brazo en alto votando mi nombramiento por unanimidad, me cayó una gran lágrima de emoción que no pude controlar debido a los sentimientos que fluyeron por mi mente y bajaron directos a mi corazón. Muchas gracias a todos los ediles de los grupos políticos con representación municipal (IU, PSOE y PP), legítimos representantes democráticos de todos los vecinos de Morcín, encabezados por Mino como alcalde, por confiar en mí de forma tan unánime. Cómo no iba a emocionarme. Espero no defraudaros.

No puedo ni quiero olvidarme tampoco de las anteriores Corporaciones municipales presididas por Jesús Barbao, Eduardo Murias, Juan Rionda, Joaquín Uría y Laudelino García, que siempre me apoyaron y con los que afrontamos muchos proyectos conjuntos tanto desde la asociación de vecinos “Cantu La Sierra” como desde la Hermandad de La Probe. Sentirse valorado y querido es la mayor satisfacción que puede disfrutar un ser humano y ese sentimiento no se puede comprar porque no hay bien material que lo pague. Muchos vecinos de Morcín y amigos de fuera del concejo incluso se han alegrado más que yo de este nombramiento y eso demuestra el profundo valor de la amistad. El excesivo halago, aunque reconforta, es peligroso porque te puede hacer perder la perspectiva de la realidad ya que enriquece más la crítica siempre que sea constructiva.

Durante 33 años en LA NUEVA ESPAÑA aprendí mucho de los compañeros de redacción y de todos los ilustres anónimos personajes, residentes en pueblos y aldeas, cuyo perfil retraté en el periódico para representar a otros muchos que, sin protagonismo alguno, apenas salen en los medios aunque son poseedores de unos excepcionales valores humanos y de unas enriquecedoras historias y experiencias mucho más interesantes que las de otros que, sin mérito alguno, nos saturan a diario.

Me vienen a la memoria, entre otros, reportajes que publiqué sobre extraordinarias personas como Fe González, de Castandiello, que nos dejó tras una larga vida de 105 años y crío en solitario a sus 4 hijas después de perder a su joven marido en un trágico accidente minero en 1957. Olimpia Goyanes, de Las Mazas, quien ya cumplió 102 y sigue viviendo en la misma casa en la que se instaló en 1955 tras emigrar junto con dos hijos desde su aldea natal de Galicia para acompañar a su marido que trabajaba en nuestras minas de carbón. Los 4 miembros de su familia vivieron hacinados en una habitación con derecho a cocina hasta que les entregaron su nueva vivienda en Las Mazas. Nicanor Suárez, del Lugar de Arriba, 98 años, con quien tuve la experiencia vital de acompañarle al pozo Montsacro, 81 años después de haber entrado a trabajar a la edad de 12 años como pinche en 1935 en Hulleras de Riosa por ser hijo de viuda minera y ganaba entonces 4,5 pesetas diarias. Pepe el de La Figar, “el último anacoreta de Morcín”, con quien compartí, como único habitante de su aldea, una tranquila jornada de trabajo agrícola y ganadero durante la tumultuosa huelga general de 1994 y titulamos “Pa les vaques no hay vigilia”.

Tampoco me puedo olvidar de curiosos reportajes publicados sobre situaciones tan atípicas como el poste que los vecinos de Busloñe tenían que “ximelgar” para que funcionase el único teléfono público que había en el pueblo; o la revolución de las neveras que vivieron los habitantes de El Praiquín por la insuficiencia de energía eléctrica; o la falta de servicio de autobús que impedía a los niños de la parroquia de San Sebastián ir a estudiar, o la carencia de agua de los vecinos de Peñanes, o las continuas inundaciones que sufrían y siguen padeciendo los vecinos de Argame, o el duro litigio que tuvo el cura de La Piñera con el alcalde y con los jóvenes del pueblo que querían organizar una fiesta.

Tras el gran éxito del libro “Morcín en la prensa 1886-1950”, que editamos y agotamos en 2019, puedo adelantar que ya tenemos en imprenta “Morcín en la prensa 1950-2000” que presentaremos en próximas fechas en LA NUEVA ESPAÑA y en nuestro concejo con 500 páginas y 200 fotos. Gracias a Noelia Pereira, Montse García, María Perera y Carlos Álvarez Barbao, por su gran apoyo para que este nuevo proyecto salga adelante.

Asimismo, agradecer a los integrantes de la asociación cultural Amigos del Monsacro, cuya junta directiva está integrada por vecinos de las 7 parroquias del concejo (Montse, Laude, Noelia, José Vicente, Michel, Nacho, Félix, Pepe y Javi) que habéis dado un paso al frente para unir esfuerzo y trabajo en común en favor de nuestra montaña sagrada que es patrimonio universal de todos los asturianos. El próximo 25 de junio recorreremos “La senda de los veinte mil pasos” entre la catedral de Oviedo y “el mayéu de les capilles” con el apoyo de los Ayuntamientos de Morcín, Ribera de Arriba y Oviedo, y con la colaboración de la asociación cultural de Bueño y de la asociación de mujeres So La Malena.

Y por último, anticipo un emotivo y hermoso proyecto, liderado por los cronistas oficiales de Riosa y Morcín, que llevaremos a cabo a finales de año con el apoyo de Hunosa para rendir un merecido homenaje a las familias de las 97 víctimas mortales de la minería del carbón que dejaron sus vidas entre 1846 y el 2014 en las entrañas del coto minero de Riosa y Morcín. El trabajo de investigación ya lo hemos finalizado y quisiera destacar la gran aportación de José Luis Cabo Sariego, cronista oficial de Riosa. Editaremos un libro conjunto para compartir la información con todas las familias y vecinos poco antes del homenaje que les rendiremos el 10 de diciembre en el pozo Montsacro con la instalación de un monolito y de una placa con los nombres de los 97 mineros fallecidos.

Morcín, ha sido tierra de promisión y de acogida para muchas familias que llegaron a mitad del siglo pasado de otros puntos de la geografía española en busca de un futuro mejor. Aquella época de esplendor económico ligado al carbón ya finalizó, por desgracia, con el cierre de pozo Montsacro en 2014. Ahora tenemos que potenciar lo que nos une y no agrandar lo que nos separa para trabajar en equipo ante este incierto futuro en el que la necesidad nos debe ayudar a agudizar nuestro ingenio para salir adelante generando oportunidades que nos permitan fijar población y empleo en el medio rural.

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